Muchas veces sucede que vemos a famosas y pensamos: “¡Ha debido hacer un pacto con el diablo!”. Ni una sola arruga ni ningún otro signo del paso del tiempo se puede observar en su rostro. Además, se preocupan por vestir a la moda, con toques más juveniles y manteniendo su esencia. Es el caso de la actriz Jennifer Aniston. Es muy probable que puedas intuir la edad de la americana, pero porque lleva años y años protagonizando series y películas de gran éxito. Pero si la vieras por primera vez seguro que no dirías que tiene 51 años. Jennifer ha sabido cómo cuidarse durante todos estos años y tiene muy claro que su aspecto físico forma parte de su trabajo. Además, aunque ella en ocasiones lo niegue, es muy probable que haya pasado alguna que otra vez por quirófano o se haya sometido a algún tratamiento rejuvenecedor.
Eso sí, ella sigue manteniendo su esencia; su melena larga y con mechas rubias, combinada con su cara de niña buena. Con el paso de los años, su cara se ha ido refinando y, ahora, podemos comprobar cómo tiene una nariz más pequeña y unos pómulos más marcados. Aún así, ha sabido cómo reinventarse y cómo mantenerse siempre en el candelero. Por eso, en Hollywood sigue contando con ella para protagonizar las películas con más éxito del mercado. Pero, ¿cómo se mantiene así de bien Jennifer Aniston?
Jennifer Aniston nació en 1969 en la ciudad de Nueva York. Creció en un entorno muy relacionado con la interpretación y el modelaje, ya que sus padres se dedicaban a estos sectores. Fue en 1989 cuando decidió dar un paso más en su carrera y se mudó hasta Hollywood, donde logró su primer papel un año más tarde. Luego, siguió apareciendo en varios programas de televisión y en 1993 protagoniza su primera película de terror. Fue en 1994 cuando su vida cambió para siempre; Jennifer decidió audicionar para una nueva serie que iba a estrenar el canal NBC, llamada Friends. Fue elegida para interpretar a Rachel Green, a quien interpretó desde 1994 hasta el 2004, cuando finalizó la serie.
Como podemos comprobar en las fotos y en la pequeña pantalla, la actriz lucía unas mechas rubias bastante prominentes, muy parecidas a las que lleva ahora, aunque con una cara más de niña. Eso sí, su gusto por la moda comenzó a hacerse notar en su paso por Friends, donde Rachel Green le dio muchas alegrías. Gracias a este papel, Jennifer obtuvo cinco nominaciones a los Grammys y se convirtió en la actriz mejor pagada con un salario de un millón de dólares por cada episodio de la décima temporada de Friends. A partir de ese momento, sus apariciones en la gran pantalla fueron bastante recurrentes y compartió set de rodaje con actores de la talla de Gerard Butler, Adam Sandler y Steve Zahn. Ahora, ha centrado más su carrera a producir series y programas de televisión.
Aún así, Jennifer sigue cuidando mucho su aspecto físico. Para ello, la actriz sigue a rajatabla algunas rutinas. Por ejemplo, nunca se salta el desayuno. Tal y como explicó en una entrevista, al levantarse siempre toma una taza de agua caliente con una rodaja de limón. También, es muy asidua a los batidos de proteínas con plátano u otras frutas congeladas. Eso sí, si no se toma su smoothie, la actriz suele decantarse por una tostada con aguacate y huevo poché. Además, la actriz está obsesionada con el sueño, por lo que es una de sus prioridades dormir más de ocho horas diarias. Cuando sale de casa no se puede olvidar echarse protector solar, da igual que sea verano o invierno, ya que lo que busca Jennifer es proteger su piel.
Respecto a su dieta, la actriz americana se cuida mucho lo que come y, por eso, la ensalada es uno de sus platos preferidos. Además, tiene su propia ensalada, a la que añade garbanzo, tocino de pavo, pepino, menta, cebolla morada, perejil, queso feta y pistachos. También, toma mucha fruta y verdura y nada de fritos o alcohol. Jennifer ha declarado que otras de sus claves es beber mucha agua y es una de sus claves para frenar el envejecimiento. En su piel, también aplica cremas hidratantes y poco maquillaje. Además, la actriz practica todos los días algo de deporte y hace treinta minutos de yoga y otros treinta de spinning, tres veces por semana. También hace quince minutos de bici, quince de correr en la cinta y otros quince minutos en la elíptica. De vez en cuando suele entrenar en ayunas.