Carlota Casiraghi es elegancia pura: siete lecciones de estilo de la nieta de Grace Kelly

Si pensamos un poco en la alta sociedad europea, lo que más reina entre todos ellos son los buenos modales y el estilo a la hora de vestir. Este último punto es el que ha sido más elogiado por distintos expertos durante toda la historia. Porque nadie podrá olvidarse de cómo vestía Diana de Gales, de cómo lo hace Kate Middleton, de cómo se enfundaba los trajes Grace Kelly o del estilo rompedor y vanguardista de Carlota Casiraghi. Lo cierto es que, la segunda hija de Carolina de Mónaco y Stéfano Casiraghi, se ha convertido en un símbolo inequívoco de la moda, combinando el estilo de su abuela, Grace Kelly, con prendas más actuales y de inspiración parisina. Además, su actitud, lejos de ser ejemplar y correcta y de cumplir con todos los cánones establecidos, siempre ha sido la de ir por libre y dejarse llevar por sus sentimientos y su corazón.

Una actitud muy distinta a la que mantiene su tío Alberto, que siempre ha actuado cómo se la corona le mandaba debido al importantísimo puesto que ostenta. Puede ser que esa actitud desenfadada y gamberra, la de no rendir cuentas a nadie, le haya venido de su tía Estefanía, quien, en sus años de joven, no dudó en retar a la corona enamorándose de un profesional del circo o de su guardaespaldas. Lo cierto es que, Carlota, al no formar parte directa de la corona y no tener ningún puesto fundamental, siempre ha tenido un poco más de espacio para hacer lo que quisiera. Así, hemos visto cómo la joven se casaba en secreto, tenía dos hijos y se enamoraba sin contárselo a nadie. Ni siquiera a los vecinos de Mónaco, que sienten gran admiración por la familia real. Y no solo su vida personal ha causado gran expectación, también lo ha hecho su estilo, su forma de vestir y la manera en la que siempre ha combinado distintas prendas. Pero, ¿cuáles han sido los mejores looks de Carlota?

Para entender el estilo de Carlota Casiraghi hay, primero, que conocer su historia. La joven nació en 1986 en la ciudad de La Colle, en Mónaco. Fue la segunda hija de la princesa Carolina y su esposo, Stéfano Casiraghi, quien murió a los 30 años cuando participaba en una regata. Lo cierto es que la vida de la familia real monegasca siempre ha estado marcada por la tragedia. Todo empezó con Grace Kelly. La actriz, una de las más reconocidas internacionalmente y con más proyección y ganadora de un Óscar, pasó por el altar en 1956, de la mano de Raniero III de Mónaco. Ambos se habían conocido pocos meses antes y lo suyo fue todo un flechazo. Juntos tuvieron tres hijos; Carolina, Estefanía y Alberto, quien se convertiría en rey. Desgraciadamente, Grace Kelly murió, a los 52 años, en un accidente de tráfico, cuando viajaba junto a su hija Estefanía, quien salió ilesa. Mucho se especuló si la joven, que estaba aprendiendo a conducir, era quien manejaba el vehículo que se salió en una curva.

Grace estaba muy volcada en sus hijos, quienes tenían personalidades muy diferentes. Mientras que Alberto se estaba preparando para asumir el reinado, su hermana Estefanía salía y entraba del palacio sin rendir cuentas a nadie. Y, mucho más, después del fallecimiento de su madre. Lo cierto es que era -y es- una mujer que no consultaba lo que quería hacer a su padre y que se dejaba llevar por lo que en ese momento sentía. Por eso, la familia real comenzó a estar molesta con esta actitud inconformista y revolucionaria. Por su parte, Carolina parecía que seguía el perfecto ejemplo de su madre. Se casó en 1983 con Stéfano Casiraghi, un deportista y empresario italiano de la época. Juntos tuvieron a sus tres hijos; Andrea, Carlota y Pierre. Pronto, todos los focos se pusieron sobre Carlota, la única chica, debido a su gran parecido con su madre y al interés que suscitaba.

Carlota recibió una educación católica y estudió Filosofía en la Universidad de París I Panthéon-Sorbonne. Fue en la ciudad del amor donde comenzó su gusto y afición por la moda, al vivir en una de las capitales más elitistas de Europa. Además, también realizó sus prácticas en distintas revistas y periódicos parisinos. Sus primeras lecciones de estilo nos las dio cuando todavía era muy joven. Debido al buen gusto de su madre, una gran apasionada de grandes marcas como Chanel, una adolescente Carlota Casiragui ya lucía esas piezas valiosísimas en numerosos eventos. Lo cierto es que, años más tarde, esta marca se convertiría en uno de sus referentes. Para esa ocasión Carlota se decantó por un dos piezas, de estilo tweed, en tonos blancos y con una diadema superpuesta, del mismo estampado y color. La joven ya venía pisando fuerte.

La siguiente vez que Carlota nos sorprendió fue en la boda de su tío Alberto con Charlene Wittstock. Se trató de uno de los días más importantes para los monegascos, aunque no estuvo exento de polémica. Por eso, la familia real tenía un papel muy importante: el de transmitir tranquilidad. Para la ocasión, la hija de Carolina se decantó por un vestido de su marca fetiche, Chanel. Además, el traje era en tonos rosados y con un cuello barco. Para completar el look añadió un impresionante tocado con rejilla. Lo cierto es que se llevó todos los halagos ese 2 de julio.

Fue en el año 2016, cuando Carlota volvió a sorprender. Fue en la Gala MET, en la ciudad de Los Ángeles. Para desfilar por la alfombra, Carlota se decantó por un vestido firmado por Gucci y que reunía -casi- todos los colores del arcoíris. Además, el toque original lo daban las distintas capas por las que estaba formado el traje. En la parte superior se cerraba el vestido con una original lazada y con distintas transparencias. Lo cierto es que se convirtió en el vestido perfecto para cualquier ocasión.

Uno de los outfit de Carlota que más elogios se llevó fue el vestido que lució para el Baile de la Rosa, uno de los acontecimientos más importantes en Mónaco, en el año 2018. Se trata de uno de los vestidos más espectaculares que ha lucido la amazona en toda su vida y que estaba coronado por un gran número de plumas en la zona de los hombros. Por lo demás, el vestido era de corte recto y en color negro.

Fue a principios del 2017 cuando Carlota comenzó una relación con el productor de cine, Dimitri Rassam. Contra todo pronóstico, debido a la infinidad de rumores de crisis, la pareja se comprometió un año después. Ambos confesaron que esperaban casarse en el verano de 2019, aunque en mayo de ese mismo año tuvieron que posponer la boda, ya que Carlota estaba embarazada. Para sorpresa de todos, la boda civil entre Carlota y Dimitri tuvo lugar el 1 de julio en el Palacio de Mónaco. Para ese momento tan importante, la joven se decantó por un vestido muy especial, queriendo hacer un especial homenaje a su abuela, Grace Kelly. El diseño elegido, firmado por Yves Saint Laurent, recordaba mucho a la chaqueta y a la falda que llevó la actriz cuando se casó con Raniero de Mónaco en 1956. Carlota quiso darle su toque personal incorporando un aire roquero, debido a los lazos y a las aplicaciones brillantes que lucía.

Su boda religiosa tuvo lugar 28 días después y, para la ocasión, Carlota se decantó por un estilo mucho más clásico y haciendo un guiño a su madre. El vestido fue diseñado por Giambattista Valli y recordaba mucho al que había lucido Carolina el día de su boda con su primer marido. Aún así, el mensaje más emotivo se encontraba en su pelo. La joven llevaba puesta una tiara, confeccionada en siglo XIX, un regalo que le hizo Stefano Casiraghi a Carolina de Mónaco en 1988. La princesa lo lució, un mes después, en el Baile de la Cruz Roja.

Con el paso del tiempo, Karl Lagerfeld se ha ido convirtiendo en su diseñador de cabecera. Por eso, cuando el artista falleció, tanto Carlota como su madre, decidieron acudir a su homenaje. Para ese momento tan especial, la joven amazona decidió ponerse un vestido del diseñador, en negro, semitransparente, con escote cuadrado y lazo, mangas abullonadas y una falda de tablas. El outfit lo completó con unas sandalias de hebillas.

También, es digno de mencionar el outfit que escogió Carlota para su última aparición, justo antes de la gran pandemia mundial. La joven apareció en el desfile de Saint Laurent 2020/2021, el pasado mes de febrero, y se decantó por una chaqueta, de inspiración militar, en color azul, unos pantalones vichy y un pañuelo en el pelo. Todo muy en tendencia.