El próximo 10 de febrero se celebra en Valladolid la XXXVIII edición de los Premios Goya, que será presentada por por Ana Belén y Los Javis. Ese día veremos a las estrellas de nuestro cine desfilar por la alfombra roja y, a algunos de ellos, recoger el preciado galardón. La gala de los Goya siempre nos deja momentos para recordar, y estos son los 10 más tensos de su historia. Hacemos el repaso mientras esperamos con emoción saber qué películas serán las grandes triunfadoras de la noche.
La gala del 2003 es irrepetible. Nuestro cine decidió alzar la voz para protestar públicamente por la presencia de las tropas españolas en la guerra de Irak. Las chapas con el “No a la guerra” y los discursos de muchos de los que subieron a recoger su galardón son ya parte de la historia de los Goya.
Sabemos que lo que le ocurrió a Adriana Ugarte puede pasarle a cualquiera con los nervios del directo. Pero eso no borra, por mucho que la actriz lo deseara, al menos en su momento, que leyera el nombre equivocado al entregar el Goya a la Mejor Canción. Ugarte nombró la canción de 'Los niños salvajes', pero la ganadora era el tema compuesto para ‘Blancanieves’.
El directo no permite esconder los accidentes que se den durante la gala. Así, vimos cómo Javier Gutierrez, al ir a entrega el Goya a los Mejores Efectos Especiales al equipo de “Mortadelo y Filemón”, tiró la estatuilla al suelo y se partió en dos. En cuestión de segundos los organizadores llevaron otro al escenario y el drama no pasó de ahí.
Fue tan tenso como divertido ver a Resines, en 2012, cantar un rap junto a otros actores y, literalmente, no dar ni una. Perdió el sentido del ritmo y olvidó la letra, así que comenzó a improvisar de aquella manera y aún es recordado por quienes lo vieron, tanto en directo como desde sus casas.
La tensión entre Chenoa y Álex González en los Goya del 2006 no pasó desapercibida. La entonces pareja acudía a la gala y, al parecer, según Chenoa, Álex no llevó nada bien que las cámaras la persiguieran a ella. La tensión entre ambos creció y terminó en ruptura.
Cuando el movimiento #MeToo explotó, el cine español quiso sumarse repartiendo 1.800 abanicos rojos entre los asistentes. Carla Simón e Isabel Coixet fueron las primeras en abrir los suyos. Este año, muchos esperan ver de nuevo un posicionamiento claro de la industria del cine ante el tema del abuso y acoso sexual dentro de la profesión.
La gala de los Goya no se libra de contar en su historia con un espontáneo que busca su segundo de gloria. Jimmy Jump subió al escenario cuando se iba a entregar el Goya a Mejor Actor y, como si fuera para él, lo dedicó “a todos los saltadores”. Abandonó el escenario acompañado por los agentes de seguridad y Javier Bardem pudo recoger su Goya por su trabajo en “Biutiful”.
No es tenso ni incómodo ver a Dani Rovira con tacones rojos, pero sí lo es el motivo por el que los lleva. El actor, con estos tacones, quiso ponerse en los zapatos de las mujeres y “reivindicar el papel de la mujer en todos los puestos de la sociedad. Siguen haciendo falta mujeres que hagan películas”. Fue en 2017 y su gesto fue aplaudido.
Era un momento para la historia: el gran Alfredo Landa recibía un merecidísimo Goya honorífico a su carrera. Era el 2008 y la emoción del momento se vio enrarecida cuando el actor pronunció un confuso discurso de agradecimiento. No fueron los nervios, sino un ictus que estaba sufriendo en ese mismo momento.
En 2001 Marisa Paredes era la presidenta de la Academia y acudió a la gala tan espectacular y elegante como siempre. Eso sí, mientras daba su discurso, su vestidazo quedó mojado por un vaso de agua y no hubo forma de disimularlo.