Es sevillana, tiene 21 años y en octubre se convertía en la sucesora de Patricia Yurena como la mujer más guapa de España. Desireé Cordero lleva desde los 17 años viajando internacionalmente como modelo, y su principal meta ahora es ganar Miss Universo. Y aunque quiere ir pasito a pasito, aspira a convertirse en un angelito de Victoria Secret.
Su vida ha dado un giro, y ha tenido que abandonar su Sevilla natal para instalarse en Madrid. Pero no lo ha hecho sola. En su día a día y noche tras noche le acompaña su chico, Álvaro Ruiz, con el que lleva saliendo desde abril, y con el que vive desde entonces. El hijo de Fernando Hierro es el primer fan de su chica, pero no el único, porque el que fuera jugador del Real Madrid parece haber felicitado a su ‘nuera’ por su trabajo.
Aunque Desireé viaja mucho por su trabajo, siempre tiene hueco para el amor, y bonitas palabras para su chico. Aunque no sabemos si esas palabras perduran cuando ven partidos de fútbol, porque la modelo se declara bética, y su chico, galáctico.
A pocas semanas del certamen, Desirée nos ha dejado constancia a través de las redes sociales de su preparación para el gran día. Es muy aficionada del kick boxing, y hace mucho cardio, pero ahora cuenta con un entrenador personal que lleva sus ejercicios y vigila su dieta. Aunque el físico pueda ser algo genético, Cordero se encarga de mantenerlo. Y prueba de ello es la foto que colgó en Twitter en la que aparece vestida con look deportivo, dispuesta para entrenar a altas horas de la madrugada en un hotel de Moscú, lugar donde se encontraba trabajando.
Pero Desirée no cuida solo su físico. Una parte importante de cualquier certamen de misses es sus discursos y las respuestas que deben dar a las preguntas del jurado, y ante el público. Quizás para enfrentarse a ese momento, nuestra representante a Miss Universo está recibiendo clases de oratoria.
Aunque a primera vista parezca que estas chicas con piernas kilométricas y cuerpos esculturales son perfectas, no lo son. Ellas mismas también se encuentran defectos, y el de Desiréé no es otro que los pies: pequeños y muy finos.