Los cristales captan y absorben energías, por lo que es necesario, de vez en cuando, limpiarlas. No hablamos de las limpiezas típicas, esas que se hacen para evitar que tengan polvo o que pierdan su brillo y se vean bonitas, estas limpiezas que se hacen a piedras espirituales, cristales y minerales buscan regenerar su energía y eliminar el exceso de carga. 

Cuidar las piedras hará que podamos aprovechar al máximo sus cualidades energéticas y así podamos seguir disfrutando de sus beneficios. Las piedras requieren cuidados específicos, como limpiezas y recargas que hay que realizar cada cierto tiempo, y saber hacer para evitar que se estropeen, son muy delicadas y por eso hay que tratarlas con cuidado. 

Es una buena idea limpiarlas antes de empezar a usarlas, cuando las piedras llegan a nuestro poder, no sabemos por cuantas manos han pasado antes, por lo que empezar con una buena limpieza es primordial. También es aconsejable limpiarlas más o menos una vez al mes, aunque esto es algo que puede variar y las propias piedras pueden darnos pistas de cuándo es necesaria una limpieza y recarga. 

Uno de los métodos más habituales de limpieza es a través del agua y lo ideal es emplear agua que fluya, como la de los manantiales o ríos, aunque esto no siempre es posible por lo que en muchas ocasiones lo mejor es emplear el agua del grifo, colocando las piedras debajo y dejando que caiga sobre ellas el agua corriente y después, dejarlas secar al aire. El agua de lluvia es también una alternativa, podemos recoger un poco y dejar las piedras unas horas sumergidas. 

Antes de emplear cualquier método que requiera agua, conviene asegurarse de que las piedras no son porosas o solubles en agua, también si es un mineral que se lleva bien con el agua, porque no todos lo son, por ejemplo, el azabache, la pirita o la rosa del desierto no lo son. 

Otra forma de limpieza es pasando una barrita de incienso por tus piedras o colocando las gemas bajo el humo del palo santo.  En algunos casos se emplea la visualización, aunque puede ser complicado para principiantes. Una vez limpias, es el momento de recargar las piedras y hacerlo con una intención, con un propósito.

También hay diferentes formas de hacerlo, como a través de la luz del sol, aunque hay piedras que pueden perder su color ante la exposición directa. Se puede emplear la luz de luna, que tiene una energía suave, para ello será necesario dejar las piedras bajo la luz de la luna llena durante toda la noche. También pueden enterrarse en tierra, ya sea en una maceta o en el jardín, eso sí, durante la luna menguante y por 24 horas. 

Una manera muy sencilla es sujetar la piedra en la palma de la mano izquierda y visualizar cómo le enviamos nuestra energía, fijando así la intención y el objetivo que tendrá en nuestra vida. En general, cada piedra o cristal es diferente y hay una forma de limpieza y carga más afín.

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