Poco a poco, Nihan y Kemal están más cerca de su objetivo. Los Kozcuoglu se debilitan y están a punto de caer. Galip está en prisión a la espera de juicio y aunque Asu ha podido evitar la cárcel, ha ingresado en un psiquiátrico por el asesinato de Tufan y el intento de matar a Nihan ordenando la manipulación de su vehículo.
Tras verse acorralada por la justicia y sabiendo que huir es imposible, Asu se entrega a la policía. En su caída evita la de Emir cargando con toda la responsabilidad de la muerte de Tufan. Su único objetivo ahora es librarse de la cárcel y para ello elabora un astuto plan.
La ya exmujer de Kemal sabe que con los delitos de los que se le acusa solo hay una forma de librarse de entrar en prisión. Convencer a la justicia de que sufre una enfermedad mental y por tanto no es responsable de lo ocurrido. No será sencillo pero tras recuperar unos informes de un ingreso en su adolescencia y después de ser valorada por un equipo médico, Asu es ingresada en un psiquiátrico para cumplir condena. Sin embargo, no ha medido las consecuencias que puede tener esta decisión para ella. Los viejos fantasmas del pasado regresan y lo que parecía la mejor solución para salvarse de la pena de cárcel podría convertirse en un auténtico infierno para ella.
Los problemas para Emir no terminan con el ingreso de su padre en prisión y el de su hermana en un centro de salud mental. La empresa está en el punto de mira y podría ir a la bancarrota si no consiguen solucionar esta crisis. No será fácil ni de la forma que Emir espera. Tras recibir la transferencia de las acciones de Kemal, Müjgan se posiciona claramente en contra de su hijo. "No te voy a dar las acciones. Me las quedaré hasta que ambos demostréis vuestras buenas intenciones. No voy a cambiar de opinión. Esas acciones son mías".