Durante años, Emir ha jugado con ventaja respecto a Kemal. Él no tenía escrúpulos y acostumbraba a jugar sucio. Sin embargo, ahora se enfrenta a un rival diferente que se maneja con soltura en su mismo terreno y al que no le tiembla el pulso a la hora de recurrir a dudosas artimañas para vencer a su rival. Kemal está dispuesto a hundir a los Kozcuoglu a cualquier precio. Y la primera oportunidad no tarda en presentarse al ingeniero. El incendio provocado en la barbería familiar ha precipitado las cosas. Kemal pone toda su maquinaria en marcha y secuestra a la madre de Emir. El secreto más turbio de la familia sale a la luz tras 25 años. Galip Kozcuoglu tendrá que dar muchas explicaciones a la policía y el hecho, además, pasará factura a la empresa familiar que verá como las acciones empiezan a bajar.
Las sospechas de Kemal se confirman. Después de semanas investigando lo que ocurrió el día de la muerte de Ozan, el ingeniero consigue unas pruebas irrefutables que demuestran que Ozan no se quitó la vida. Nihan consigue las fotos que le hicieron a Ozan en el hospital y un policía retirado confirma sus sospechas. Es imposible que Ozan se quitara la vida.
Su paso por prisión le cambió para siempre. Kemal, el hombre justo y honesto, salió siendo un animal herido al que nada detendría para ejecutar su venganza. Un hombre capaz de renunciar a principios para hundir al hombre que le arruinó la vida.