El verano es sinónimo de playa, sol, bullicio, arena y deportes acuáticos; también para visitar grandes ciudades europeas o españolas. Pero ¿qué pasa con quienes prefieren la calma y no se divierten saltando sobre las olas? ¿Cómo dar con las vacaciones ideales para ese colectivo que prefiere el interior? Y lo que es más importante, ¿cómo lograrlo sin dejarnos los ahorros? En este artículo hemos recopilado algunos destinos turísticos de interior con rincones no tan conocidos, pero llenos de encanto, tanto para unas vacaciones más largas como para cuando quieres hacer una escapadita rápida. Y lo que es más importante: a precios razonables.
Mientras escribo bajo el ventilador con el sofocante calor de Madrid, veo que en Pola de Somiedo no van a llegar hoy a los 20ºC de temperatura. En mi caso eso ya sería suficiente para hacer las maletas y salir corriendo hacia allí. Pero es que además Pola de Somiedo, al sur del Principado de Asturias, cerca de la frontera con León, es sencillamente perfecto como destino turístico: rodeada de praderas y de montañas calizas, sus rutas de senderismo están muy bien señalizadas y podrás disfrutar de paseos increíbles, donde a cada pocos pasos pararás para admirar el paisaje. Además es una de las pocas zonas de España donde quedan osos pardos: no te preocupes, porque están muy lejos de las rutas, pero a menudo hay expertos que se acercan a hacer avistamientos. Con suerte, uno de ellos te dejará unos minutos sus prismáticos para ver algún ejemplar. Por unos 80 euros la noche encuentras en agosto apartamentos rurales absolutamente increíbles.
Casi en el Pirineo oscense existe una localidad absolutamente increíble no solo por el paisaje natural que se puede observar —está situada en lo alto de un promontorio—, sino por su arquitectura: Roda de Isábena. Fue sede episcopal en el siglo X, motivo por el cual gran parte de su entorno data del medievo. Rematándolo está la antigua catedral de San Vicente Mártir, construida entre los siglos XI y XII, una verdadera joya del románico, además de ser la catedral más antigua de Aragón y más pequeña de España. Hemos encontrado alojamientos estupendos en torno a los 50 euros la noche en pleno mes de agosto, ¡corre!
La comunidad valenciana es bien conocida por sus costas, pero menos por sus pueblos de interior. Al norte, casi en la frontera con Cataluña y Aragón, se encuentra uno de los pueblos más bonitos del país, Morella. Su paisaje, lleno de cumbres, barrancos y vegas, es un verdadero placer para la vista; pero no lo es menos su arquitectura medieval, que incluye edificios civiles como el Palacio del Gobernador o un majestuoso castillo, y sus pinturas rupestres, declaradas Patrimonio de la Humanidad. ¿La temperatura? Aunque sea interior, sus noches suelen ser frescas debido a la orografía. Por poco más de 80 euros la noche hay alojamientos (hoteleros y apartamentos) disponibles en agosto.
Tendemos a pensar en la Andalucía de interior como un lugar árido y caluroso. Para quitarte esa idea, necesitas conocer la Sierra de Grazalema que, por cierto, acoge el pueblo más lluvioso de España (¿cómo te quedas, Galicia?). A ver, no te vamos a decir que allí tirites de frío, pero lo habitual son temperaturas que no llegan a los 30 grados y mínimas en torno a los 14. Que para Andalucía es mucho mejor que bien.
En la Sierra de Grazalema no solo tienes un parque natural increíble, lleno de desfiladeros y cuevas, con algunos conjuntos orográficos dignos de mención, sino también ciudades muy a mano como Ronda, uno de los tesoros milenarios y multiculturales de la región: imprescindible asomarse al tajo desde el puente y no, no me refiero al río del mismo nombre. Precisamente en Ronda puedes encontrar alojamiento en agosto por unos 40 euros diarios, y con piscina (por si el calor aprieta), por unos 70. Dentro de la propia sierra, la oferta se mueve entre hoteles más bien caretes en general y albergues y campings superbién de precio (por unos 25 o 30 euros la noche).
Puebla de Sanabria está casi en la frontera con Galicia, por lo que si no has estado nunca quizá te sorprenda el acento de los sanabreses, que tiene cierto aroma gallego. Pero más allá de esta pequeña anécdota sin importancia, allí tienes de todo: cultura (un casco histórico medieval increíblemente bien conservado), naturaleza (cascadas, sierra y, sobre todo, el famosísimo Lago de Sanabria), una gastronomía imponente y una oferta de turismo en la que hemos encontrado algunas ofertas de lo más razonable (75 euros por noche la habitación doble y 60 un hotel rural cercano).
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