Cuando se acercan las esperadas vacaciones tratamos de buscar un lugar que nos permita desconectar de la estresada rutina del día a día -para la que existen métodos como el Koseling-. Mientras que algunos buscan recónditos lugares a lo largo y ancho del mundo, otros prefieren volver a casa y reencontrarse con sensaciones, olores y rutinas de la niñez. Es el caso de la presentadora de informativos Telecinco Isabel Jiménez, que cada mes de julio regresa a la tierra que le vio nacer, Almería, y nos descubre privilegiados rincones de la provincia andaluza. Estos días se ha trasladado hasta allí y, en concreto, ha visitado el pueblo de La Isleta del Moro, un pequeño rincón dentro del Parque Natural del Cabo de Gata -considerado reserva de la biosfera por su paisaje medio volcánico en un clima semiárido desde 1997-. En esta localidad durante estos días se están celebrando sus fiestas populares en honor a la Virgen del Carmen.
Y apostamos que Isabel no vuelve cada año a este rincón almeriense solo por ser de allí, el pueblo, de apenas 170 habitantes censados, tiene encantos de sobra para merecer una visita, leyenda incluida. Y es que cuenta la sabiduría popular que el nombre le viene por ser refugio de piratas berberiscos, al que el caudillo Mohamed Arráez puso nombre atendiendo a la isla que se sitúa frente a su costa. Se trata de una pequeña península rodeada casi por todos sus límites de agua. Las vistas que ofrece desde cualquier ángulo, entre el reluciente blanco de las fachadas encaladas y los intensos tonos de los atardeceres reflejados en el agua son de esas que se quedan para siempre en la retina.
En la publicación de Instagram: Isabel, en la población próxima de San José.
La Isleta del Moro está a solo 40 minutos de Almería capital, por lo que si buscas actividades más urbanas te puedes trasladar a la ciudad. El mejor plan para hacer en este rincón natural es descansar y dejarte abducir por el rítmico movimiento de las olas, frente al turismo actual, que genera estrés. El pequeño pueblo está rodeado de playas de aguas cristalinas, aunque la más famosa es la del Peñón Blanco, con una extensión de unos 400 metros. Es de arena fina y aguas transparentes y recibe su nombre por la roca de color blanco que está ubicada en mitad de la arena, que además, se convierte en el refugio perfecto ante el acechante sol de las horas centrales del día. A esta se une también la playa de Toro, a unos 30 minutos caminando del pueblo, y la playa de Arcos, una de las más famosas de la zona por las dunas que la rodean.
Si el plan de tumbarte en la arena y dedicarte a la vida contemplativa no te seduce, este entorno natural también ofrece actividades para explorarlo en más profundidad. Desde el pueblo salen dos rutas de senderismo a través de las que se puede ser más partícipe de este rincón salvaje, a penas tocado por la mano del hombre y que por tanto conserva ese misterio que impregna la naturaleza. Pero si lo que quieres conocer es lo que esconden sus aguas cristalinas, hay varias escuelas de buceo en La Isleta que organizan salidas para visitar los fondos marinos, como el Arrecife de las Sirenas.