Dormir mal es un problema importante y uno bastante común. "La alteración del sueño es el principal impacto del estrés a nivel mundial y afecta a casi la mitad de los españoles, un 47%", explica la doctora Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España.
Las razones que nos llevan a pasar noches en vela o a no descansar lo suficiente —o todo lo profundo que deberíamos— son variadas. La contaminación acústica, lumínica y hasta atmosférica afectan, como también lo hace el cambio climático al elevar las temperaturas y hacer que las noches sean excesivamente cálidas. Pero, en ocasiones, para encontrar la raíz de problema no hay que salir de casa, ni siquiera de la misma habitación: está en la persona con la que se comparte cama.
Dormir en pareja es uno de los rituales clásicos de la vida en común. Sin embargo, puede ser también un lastre para el descanso. Como confirma Silva, "en efecto, compartir cama puede ser una de las razones por las que muchas personas no logran tener un sueño reparador". Los ronquidos no dejan dormir a la otra persona, pero no es la única cuestión que impide el buen sueño. También lo rompen los movimientos o los despertares de la pareja o el choque en las preferencias en cuestiones como la temperatura de la habitación o el colchón. Que cada persona tenga sus horarios —a veces por culpa del trabajo, otra porque las rutinas de ocio son distintas— tampoco ayuda.
Y si no se es compatible en el sueño, quizás la solución esté en dormir por separado. Parece revolucionario, pero no lo es tanto. El descanso lo agradecerá.
La idea de hacer un “divorcio de sueño” no es exactamente nueva. Como explica en The Conversation la investigadora María Ángeles Bonmatí Carrión, de la Universidad de Murcia, ya en el pasado las clases altas dormían en habitaciones separadas. Eran quienes no podían permitirse tener dormitorios para todos los miembros de la familia quienes debían compartir espacios. Un cambio cultural modificó cómo se duerme y asentó la percepción de que el sueño compartido es “un signo de intimidad y señal de que la relación de pareja goza de buena salud”, escribe.
Hace algo más de una década, se había hecho viral que Helena Bonham Carter y Tim Burton dormían por separado (y hace unos años terminaron también su relación), a pesar de ser entonces pareja. Entonces se hablaba de una “excentricidad” y de una manera un tanto crítica de cómo dormían. Ahora, por el contrario, los medios estadounidenses —que suelen ser pioneros a la hora de detectar tendencias que luego llegan también a Europa— han empezado a hablar de la tendencia al alza de sleep divorce, el divorcio de sueño, y de cómo ha cambiado para mejor la vida de quienes lo practican.
Según una encuesta de 2023 de la American Academy of Sleep Medicine un tercio de la población estadounidense reconoce que ocasionalmente o de forma regular duerme en habitaciones distintas a su pareja. Si lo hacen es para tener una buena noche de descanso.
Todavía no existen datos sobre qué está ocurriendo en España y la gente es bastante reticente a hablar abiertamente sobre sus experiencias durmiendo por separado. Sin embargo, a poco que se comenta el tema, aparece alguien que conoce a quien lo hace, aunque no quieran hablar de ello luego con los medios de comunicación. En cierto modo, quizás, siga pesando el tabú de que lo que se ve como correcto es dormir con la pareja.
“Es cierto que muchas veces no se toman este tipo de decisiones debido a factores culturales y emocionales, ya que se considera ‘poco convencional’”, responde Silva, cuando se le pregunta si el tabú aún pesa en España. Sin embargo, cree que cada vez hablamos más de las necesidades individuales de sueño y esto “puede ayudar a las parejas a entender los beneficios de dormir separados sin sentir que esto afecta su intimidad”.
“Si hay que decidir, es mejor dormir bien que dormir en pareja”, señala la doctora Rybel Wix, del grupo de insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES) y coordinadora de la Unidad de sueño del hospital de La Princesa. “Hay que priorizar la calidad de sueño”, suma. Es lo que hacen, recuerda la doctora, no pocas personas mayores que aprovechan que sus hijos se han ido de casa para ocupar esa habitación vacía y dormir en camas separadas.
¿Pone fin al problema del mal dormir "divorciarse" a la hora de ir para cama? "Dormir solo es una buena opción si tenemos problemas de sueño", concede Wix. La doctora explica que las personas con insomnio no solo son incapaces de bloquear “estímulos auditivos irrelevantes”, sino que además en algunos trastornos también rompe el sueño que alguien te toque. “En ese caso se recomienda dormir en la misma cama, pero sin tocarse, cada quien por su lado”, apunta.
Aun así, no necesariamente tiene que ser el divorcio de sueño una receta mágica. “Hay investigaciones que dicen que dormir en pareja se asocia a menor prevalencia y severidad del insomnio (que a algunas personas se les agravó en la cuarentena)”, explica, “que el calor del cuerpo de la persona con quien se duerme podría ayudar a regular la temperatura corporal propia y que dormir en pareja mejora la calidad de sueño”. La ciencia, nos recuerda, no es del todo concluyente sobre esta cuestión.
La clave podría estar con ir con el instinto. Si separarse a la hora de irse a dormir da buenos resultados y mejora la calidad del sueño, adelante a seguir apostando por ello.
Además del divorcio de sueño, existen otras potenciales soluciones. Esto es importante porque no todo el mundo puede hacer divorcio de sueño: no todas las casas dan margen para irse cada quien a una habitación. Silva habla de separar mantas y almohadas, para que cada persona tenga lo que prefiera, y de buscar término medio en la temperatura. Incluso, se puede optar por dormir en camas individuales en la misma habitación. “De esta forma, cada persona puede elegir el tipo de colchón y ropa de cama y evitar que los movimientos de la pareja interfieran con el sueño”, apunta.
Más allá de la cuestión del tabú sobre cómo debe ser la vida ideal de pareja, la reticencia a separarse a la hora de dormir está muy conectada con todas las ideas que tenemos sobre “lo normal” o lo que hace —y bien— todo el mundo. Es algo que pesa también en otras cuestiones que afectan al sueño.
“La resistencia a adoptar hábitos que favorezcan el sueño, como irse temprano a dormir o dormir en habitaciones separadas, a menudo se debe a la influencia de normas culturales y sociales”, explica Silva. Por ejemplo, ocurre con la visión del sueño como un tiempo que perdemos, por lo que existen tanto una presión para aprovechar esas horas para hacer otras cosas como una visión altamente positiva de trasnochar. Incluso pasa, puntualiza la experta, cuando eso nos está costando horas de sueño muy necesarias para la salud y la felicidad.
En cierto modo, subestimamos como sociedad la importancia de dormir y de hacerlo bien, a pesar de que eso tiene un coste. El mal descanso, recuerdan las expertas, pasa factura tanto a la salud física como a la mental. "El sueño es fundamental para funcionar bien durante el día", resume Wix.
Quizás, haya margen para cambiar la percepción de estas cuestiones. En los datos del estudio estadounidense, son los millennials quienes más practican el divorcio de sueño. Lo hace el 43%, frente al 22% de los baby boomers, la generación de sus padres.
Entender la importancia de dormir bien es crucial, sea en solitario o sea en compañía. Diseñar los espacios y adoptar buenos hábitos que propicien el buen sueño ayuda. Silva recomienda cuidar la temperatura de la habitación, crear un entorno acogedor y evitar la luz y el ruido exterior (no siempre es fácil, pero tapones, cortinas o antifaces pueden ayudar). Limitar el uso de dispositivos como tablets o smartphones antes de dormir es otro buen consejo.
¿Y qué ocurre si se ronca? “El ronquido es el sonido del aire cuando pasa por la vía respiratoria durante el sueño”, explica Wix. “Es algo benigno”, tranquiliza. Para evitarlo recomienda “mantener un peso adecuado y evitar el tabaco, el alcohol o las benzodiacepinas”.
Te puede interesar: