Tras los resultados de las elecciones estadounidenses, llegaron los análisis y, sobre todo, los comentarios en redes sociales sobre la victoria de Donald Trump y lo que implicaba. Entre muchas mujeres estadounidenses, la victoria del candidato republicano generó una oleada de consternación y miedo ante una posible pérdida de derechos. Y, entre algunas de ellas, se empezó a hablar del movimiento 4B. Se convirtió en una de esas tendencias de TikTok y una de esas palabras que protagonizan picos de búsquedas en Google. Era un poco la palabra de moda en las noticias. Pero ¿de qué estaban exactamente hablando esas internautas?
El movimiento 4B nació en Corea del Sur a mediados de la década pasada y es, justamente, una de las tendencias del feminismo de ese país. Las mujeres que se suman optan por no casarse, no tener descendencia, no tener sexo con hombres y no tener citas. El nombre del movimiento, de hecho, juega con el hecho de que la letra b en inglés se pronuncia como la palabra coreana para no (bi), que es justamente lo que ellas dicen a estas cuatro cosas.
Quedarse con que simplemente dicen que no al sexo y a los hombres sería bastante reduccionista, aunque es lo que da el titular jugoso. Las mujeres del movimiento 4B no han tomado esas decisiones por capricho, sino con un objetivo final. “Al rechazar casarse, tener hijos, una vida romántica o relaciones sexuales con hombres, las feministas 4B buscan redefinir sus vidas fuera de los confines de los roles tradicionales”, apunta, en un análisis en The Conversation, el investigador de la Australian Catholic University Ming Gao.
“El movimiento intenta definir las vidas de las mujeres fueras de las normas tradicionales”, le cuenta a France TV Ñusta Carranza Ko, profesora de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de Baltimore, a France TV. Básicamente, quieren, desde una posición radical, visualizar cómo podría ser un mundo más igualitario, señala. Lo importante es, más que a lo que dicen no, el simbolismo de lo que hacen.
De hecho, las propias bases que marcan cómo nació el movimiento están muy conectadas con la desigualdad sistémica en la sociedad coreana y con un asesinato que impactó poderosamente a la opinión pública del país. En 2016, un hombre asesinó a una mujer en una céntrica estación de metro, por, dijo, el odio que le generaba que las mujeres no le hiciesen caso. Este feminicidio —y la respuesta policial, que minimizó la misoginia del caso— se convirtió en un motor para el activismo.
Además de violencia contra las mujeres, en el país también se registra una brutal brecha de género. Corea del Sur tiene la brecha salarial más elevada de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y las mujeres ganan un tercio menos que los hombres. La representación de las mujeres en los órganos de poder es escasa, tanto en las empresas como en las administraciones públicas. Esta compleja situación —que convive con unas expectativas conservadoras sobre los roles que ellas deben ocupar— explica también que Corea del Sur sea el país con la tasa de natalidad más baja.
En paralelo, sin embargo, Corea del Sur está viviendo una situación de reacción contra el feminismo: existe un creciente número de hombres enfadados por las reclamaciones de igualdad de las mujeres e incluso, en 2022, llegó al poder un político con un discurso abiertamente antifeminista. Ser abiertamente activista feminista (4B o de cualquier tipo) es algo que requiere fuerza. Como le dice a The Guardian una feminista surcoreana, “te tratan como si fueses el demonio”
El fin último del movimiento 4B es —desde esa postura radical— criticar el statu quo y la situación de las mujeres. Es una crítica al patriarcado y, sobre todo, a las expectativas tradicionales sobre las mujeres y el lastre de las brechas de género. Eso es, justamente, lo que ha hecho que se haya despertado un interés por estas ideas fuera de Corea del Sur.
Primero, lo hizo en otros países asiáticos. A China llegó una versión del movimiento, llamada 6B4T. Esta versión también implica dejar de comprar productos sexistas y criticar la representación estereotipada de las mujeres. Luego, el movimiento 4B ha llegado a Estados Unidos. “Si insistís en hacer a las mujeres ciudadanas de segunda, no tenemos que daros nuestro cuerpo”, dice en TikTok una de esas estadounidenses que se están interesando por el movimiento. Los análisis no alcanzan aún a medir el impacto real que está teniendo ya en Corea del Sur. Ya si cuajará fuera, si saltará a Europa o si tendrá un impacto más allá de ser algo viral será otra cosa.
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