Todo aquel que sigue a Alberto Chicote en sus programas de televisión, redes sociales o locales de restauración, habrá sido testigo del espectacular cambio físico que ha experimentado desde que se dio a conocer al público. Tras años “con mucho sobrepeso”, según su propio testimonio, y haber alcanzado los 115 kilos, el chef quiso aprovechar su trabajo en un proyecto enfocado a las dietas para modificar sus hábitos: “Cuando empiezas a ver los resultados y cómo funciona, te empiezas a encontrar mucho mejor y dices: se acabó, no vuelvo a lo de antes”.
El mediático cocinero siempre ha recalcado en sus entrevista que “nunca” ha seguido una dieta milagro. La técnica con la que perdió tanto peso se basa, única y exclusivamente, en "una buena alimentación, ejercicio y persistencia”. En su caso, además de controlar lo que ingería, solía salir a caminar durante hora u hora y media o andaba en la cinta que tiene en casa mientras veía una serie, ejercicio que complementaba con el gimnasio.
“De esto hace ya varios años, y desde entonces hasta ahora no ha pasado ni un solo día en el que nadie me haya preguntado: '¿Y tú qué te has tomado para perder peso?’ Ni un solo día”, es consciente del interés que hay en torno a su método. En este sentido, y siguiendo su discurso, la única recomendación que puede dar es pedir ayuda a especialistas para que adapten una dieta a sus circustancias: “Cuando les digo que mi consejo es ‘vete a tu profesional médico de nutrición y consulta lo que tienes que hacer’, la cara de desánimo es como ‘eso ya lo sé; yo lo que quiero es el truco’”.
Poco después de empezar a cuidarse, Chicote recibió un diagnóstico médico que no solo no le hizo detenerse en su propósito de reducir la cifra que marcaba la báscula, también le obligó a cuidar aún más su salud. “Fue una cosa como para volverse loco. Te pasas con muchísimo peso y el médico te dice: ‘ten cuidado’. Pero yo siempre salía de maravilla”, estaba sorprendido con que la diabetes tipo II llegase a su vida tras cambiar su conducta: “Me quito 40 kilos y mis hábitos más saludables, y mi médico me dice un día: ‘Oye, pásate por la consulta’. Y toma, el regalito”.
"Merece la pena el esfuerzo de llevar una dieta equilibrada y saludable. Es una cuestión más que de sacrificio, de saber que te vas a encontrar mejor. Comer adecuadamente no tiene por qué ser un aburrimiento. Es posible comer con sabor y sano”, asegura Alberto, que defiende que “una alimentación cardiosaludable no tiene por qué ser enfrentarse a una rodaja de merluza a la plancha, o a un pollo a la plancha y un montón de lechuga”.