La famosa crisis de los 30: qué es y cómo te puede afectar
Al parecer, y según un artículo de ‘Muy Interesante’, antes de cumplir los 50, los adultos sufrimos una crisis previa (la llamada 'crisis del cuarto de vida') con síntomas similares alrededor de los 30 años. Cuando sentimos "la presión de triunfar antes de cumplir los 35”.
Oliver Robinson presentó en 2011 las conclusiones de un estudio realizado a 1.100 jóvenes menores de 30. En el, reflejaba que el 86% de los participantes admitió sentirse presionado por tener éxito en las relaciones, en el trabajo y en la situación económica.
Fases
En este sentido y según recoge 'Muy Interesante', el investigador concreta que los sujetos afectados (normalmente con educación superior y fuertes deseos de tener éxito) atraviesan diferentes fases: "primero el "adulto joven" se siente atrapado en sus opciones, después siente un fuerte deseo de cambiar, decide dejar su trabajo o su relación sentimental y probar nuevas experiencias, y finalmente recupera el control y empieza una nueva vida más centrada en sus intereses y valores”. Vamos, que es aquí cuando te planteas todo lo que tienes hasta ahora y si no te mola, valoras cambiarlo seriamente porque crees que todavía estás a tiempo: ¿me gusta mi trabajo?, ¿Soy feliz con esta pareja?, ¿Me apetece realmente comprarme una casa?
Sigo buscando señales y teorías sobre esta crisis que me puede afectar (si no lo ha hecho ya porque acabo de cumplir los 30) y me encuentro con otro artículo, esta vez en Yasss, que recoge todas las crisis de edad por las que pasaremos y que también habla de esta: “A los 30 hay una crisis de edad muy marcada [...] no puedes dejar de pensar en que tus padres ya tenían una vida estable a tu edad, incluso (esto es lo más fuerte) de que tú ya existías en su vida a esa edad”. La cosa sigue: “Según varios psicólogos, a esta edad aumentan los sentimientos de nostalgia [...] y las crisis de pareja que se establecieron en la veintena pueden llegar porque el ciclo natural de la paz marital (unos siete años) ha terminado. No hablemos de si eres una mujer y piensas en la descendencia. No abramos ese melón”. Vamos, que comparas tu vida con la de tus padres y te hace gracia ver que no eres como te habías imaginado de pequeño con esta edad (y entre tú y yo: tampoco pasa nada porque, como diría Carmina Ordoñez, te sientes divinamente).
Por cierto amigas, a modo informativo (no es publicidad) si no queréis abrir aún "ese melón de la maternidad" porque queréis seguir dando pasos en vuestra carrera profesional, pero os preocupa un poco que posponer la maternidad por tema puramente biológico, que sepáis que existe el test de la reserva ovárica, que mide el nivel de fertilidad de una mujer en un momento determinado y que además es gratis.
Llegados a este punto (y esto es una opinión personal), soy de las que creen que está genial tener ambición y no me parece mal querer crecer. Tampoco veo muy loco parar en un determinado momento y valorar lo que se tiene para cambiarlo en caso de no estar a gusto. Es más, me parece hasta necesario: los cambios siempre dan vértigo pero también traen cosas buenas.
Por otro lado, puede que la causa de esta “crisis” (si realmente existe) no esté relacionada tan directamente con algún descontento interior, sino que se deba más bien a las presiones sociales a las que nos vemos sometidos continuamente. Esas presiones que se manifiestan por ejemplo a la hora de tener que escoger una carrera con salidas profesionales, de elegir un trabajo que te permita vivir, ahorrar y viajar, de elaborar (y cuadrar) un proyecto común con una pareja en la que los dos vayan a una y ninguno renuncie a su carrera profesional, etc. Encima, si como treintañero te ha pasado que por ejemplo, tienes carrera y máster pero saliste al mercado laboral en plena crisis, y has tenido que emigrar o conformarte con trabajos precarios y condiciones bastante "reguleras", pues en este sentido más que crisis, estaríamos hablando de frustración. Pero bueno, eso ya es otro tema.
También sería interesante, en el caso de compararnos, por ejemplo con nuestros padres, plantearnos si a nosotros nos motivan/preocupan las mismas cosas que a ellos con esta edad. Porque igual tener una familia, una casa o un trabajo estable en el que quedarnos hasta la jubilación ya no es nuestra prioridad los 30 y ahora nos plantemos otros hitos. Igual las prioridades generacionales han cambiado y las personales, también.
Por cierto, si te aterra pasar esta "crisis" fuera miedos, porque el mismo Dr. Robinson dice que “es positiva” y que el 80% de las personas que la ha “sufrido” después se alegra de haber tomado esas decisiones de cambio entre los 30 y los 35. Así que ánimo.
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