La marquesa de Parabere y otras cocineras reales que inspiran a la protagonista de 'La favorita 1922'

Como Elena de Valmonte en ‘La favorita 1922’, la marquesa de Parabere también abrió un restaurante de lujo en el Madrid de los años 30
Emilia Pardo Bazán o Colombine son algunas de las grandes escritoras que publicaron libros de cocina en esa época
María Arranz: “Los recetarios son una de las fuentes más interesantes a las que acudir en busca de la voz de las mujeres”
Si nos fijamos con atención en la mesa de tocador en la que la marquesa Elena de Valmonte (cuyo corte de pelo también esconde un mensaje) se prepara para una cena de alta sociedad en el primer capítulo de ‘La favorita 1922’, veremos un libro. Se titula ‘La cocina española’ y ocupa una posición destacada en medio de las joyas y los cosméticos. Es también una pista muy importante que nos cuenta cómo en la vida real y en la misma época de la marquesa de la serie existían ya mujeres que tenían en la cocina su carrera profesional.

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Las historias de las mujeres reales que inspiran un personaje de ficción como la Elena de Valmonte de ‘La favorita 1922’, la nueva serie de Telecinco que se emite los lunes a las 23:00 h sobre un restaurante de lujo gestionado por mujeres, son igualmente fascinantes.
Las escritoras de libros de cocina
En el siglo XIX, las escritoras y periodistas empiezan a publicar manuales de urbanidad, libros de consejos y, por supuesto, también libros de cocina. Como cuenta en ‘De la página al plato’ María Paz Moreno, se traducen primero libros de escritoras francesas y se publican luego obras de escritoras españolas. De estos últimos libros, el más antiguo localizado es la ‘Guía de la mujer o lecciones de economía doméstica para las madres de familia’, de 1865 y de Pilar Pascual de Sanjuán.

El gran best-seller de esos años ‘Carmencita o la buena cocinera’, de Eladia Martorell. El éxito de este libro fue brutal: no solo vendió mucho cuando apareció en 1899, sino que se siguió reeditando a lo largo de todo el siglo XX, cuando era habitual encontrárselo en las cocinas españolas. Incluso ahora, se puede comprar sin problemas alguna reedición moderna de esta obra. Martorell le dedicó el libro a su hija, quien años después añadirá nuevas recetas al texto.
Como explica Moreno, Eladia Martorell no quería escribir recetas sofisticadas y complicadas, sino “un modo de cocina que estaba ‘al alcance de todas las inteligencias’, como ella misma afirmaba”. Es decir, quería que cualquier persona pudiese cocinar usando su manual. Además de escribir un recetario, también tuvo una Academia Culinaria para Señoritas hacia 1911 en Barcelona. De hecho, las escuelas que enseñaban habilidades domésticas no eran nada raras en la España de principios del siglo XX.
Escritoras de renombre y el restaurante Parabere
A Martorell le siguieron otras muchas escritoras de libros de cocina. Algunas han pasado a la historia como grandes nombres de la literatura o el periodismo. Colombine fue una de las periodistas más influyentes de la España de las primeras décadas del siglo XX. Llegó a Madrid desde Andalucía con su hija pequeña huyendo de un matrimonio fracasado, se convirtió en una de las primeras mujeres en trabajar en la redacción de un periódico de información general y escribió sobre temas clave como el feminismo o el divorcio. También publicó libros con consejos de belleza o con recetas de cocina, aunque en su caso lo hacía “por motivos estrictamente pecuniarios”. De hecho, le preocupaba que no la tomasen en serio como periodista por publicar esas cosas.
No tenía esas dudas Emilia Pardo Bazán, que escribió y publicó dos libros de cocina entre 1913 y 1918 en los que reivindicaba los saberes tradicionales culinarios y, de paso, la importancia de los temas que se consideraban de mujeres. En su biografía, la historia Isabel Burdiel los define como “libros intensamente políticos y feministas”. Pardo Bazán sabía perfectamente lo que estaba haciendo cuando escribía sus recetas y lo abrazaba.

Aunque, sin duda, el nombre clave de los libros de cocina y de los restaurantes de estos años es la conocida como marquesa de Parabere, una mujer con una biografía lo suficientemente novelesca como para que, justamente, se acabe de publicar una novela sobre ella. Se titula ‘Parabere’, la firman Andrea Cabrera Kñallinsky y Aldo García Arias y la publica Siruela.
María Mestayer de Echagüe nació en Bilbao en 1878, en una familia acomodada, se casó en 1901 con el abogado Ramón Echagüe y Churruca, tuvo un montón de hijos e hijas (¡ocho!) y fue una pionera de la cocina. “Procedente de una familia acomodada en la que no era necesario realizar trabajos domésticos, cuando se casó no sabía cocinar. Aprendió para complacer a su marido y asegurar la paz doméstica”, escribe en ‘Comer y beber. Una historia de la alimentación en España’ María Ángeles Pérez Samper.

En realidad, no tenía un título nobiliario, pero era conocida como la marquesa de Parabere, pseudónimo con el que publicaba sus libros de cocina. El crac económico global de 1929 coincidió con una crisis económica familiar, así que la marquesa de Parabere se mudó a Madrid en los años 30 para abrir un restaurante y conseguir ingresos. Estaba en la calle Madrid, decorado a la última y era “el local de moda del Madrid de preguerra”. El éxito duró poco, porque el estallido de la Guerra Civil frenó sus planes de negocio. De hecho, como cuenta Moreno, aunque fue una “mujer emprendedora”, no tuvo mucho éxito en sus negocios hosteleros. En 1941 volvió a probar suerte abriendo Parabere, un nuevo restaurante de lujo, pero “no sobrevivió a las duras condiciones económicas de la posguerra”.
Mucha más suerte tuvo con sus libros de cocina. Publicó varios recetarios a lo largo de su vida y una ‘Historia de la gastronomía’, libros que se siguen todavía reeditando hoy en día.
Las cocineras olvidadas
En paralelo a todos estos nombres, están todos aquellos que se han quedado olvidados para la historia. Muchas cocineras no dejaron una huella histórica. Como escribe Moreno, “la cocina doméstica desempeñada por las mujeres resulta invisible a ojos de los historiadores, puesto que no tiene presencia escrita”. Paradójicamente, eran las mujeres quienes tenían la responsabilidad de la cocina y los demás trabajos domésticos y las que transmitían de generación en generación esos conocimientos.

Han sobrevivido algunos recetarios y manuscritos y algunas iniciativas están intentando ahora recuperar esas historias. Por ejemplo, la editorial Renacimiento ha publicado el 'Libro de cocina de la chacha Dolores', que recupera recetas familiares de los 80 y los 90.
Algunos palacios museo permiten ya visitar las cocinas y las habitaciones del personal de servicio que trabajaban allí un siglo atrás. Y si puedes ver la cocina, te preguntarás quién trabajaba allí. Así, mujeres como la cocinera Lourdes Mendieta, que Elena de Valmonte "roba" del personal de servicio de una familia noble para que cocine en su nuevo restaurante, abandonan las sombras.
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