La tragedia de la DANA en la provincia de Valencia y en otras otras regiones afectadas de Castilla La Mancha como Letur (el municipio natal de Rozalén) nos ha dejado a todos conmocionados. Naturalmente, a todos los afectados por este desastre natural sin precedentes en nuestro país, pero también a las miles de personas que estamos siguiendo la tragedia pegados a los medios una semana después. Por eso, en Divinity hemos hablado con psicólogos para que enseñen pautas para afrontar la ansiedad y el estrés que puede generar esta situación.
Vivir en primera persona una situación de emergencia tiene un impacto en la salud mental. Como señala María Victoria Sánchez, profesora del título 'Experto Universitario en Trauma y EMDR' de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ante el peligro “nuestro sistema nervioso reacciona” y puede activar diferentes estrategias para “optimizar las probabilidades de supervivencia”, desde “la conexión social, la lucha/huida o la ‘congelación’”. “Toda nuestra energía y recursos se orientan a esto”, indica.
Es el momento en el que se encuentra la población de los municipios afectados por la DANA. “Están afrontando una situación de supervivencia pura”, explica Marc Agraz Bota, director médico y médico psiquiatra en MAB Psiquiatría - La Consulta del Dr. Agraz y miembro de Top Doctors. “Ante este caos es natural afrontar emociones intensas, como la desolación o la rabia”, apunta. Es, como suma Sánchez, una “situación de estrés muy importante”.
Para afrontarla, la experta recomienda “comprender cómo me encuentro y ajustar la expectativa” y luego encontrar los momentos para expresarse (y “no contener para no acumular”). El doctor Agraz Bota habla de buscar “pequeños momentos de calma”. No siempre es sencillo, pero “puede ofrecer un breve respiro”. Técnicas como el 'grounding' (centrar la atención en elementos muy concretos del entorno) o la respiración profunda pueden servir para estabilizarse durante unos instantes. Igualmente, evitar mirar directamente a las peores escenas de desolación puede ayudar a reducir el impacto emocional de una experiencia ya de por sí traumática. Esto es, ya se ha vivido algo muy traumático, se puede evitar sumar más peso a esa mochila.
Ambos expertos hablan del valor que tiene en estos momentos la conexión emocional, el acompañamiento de las demás personas (en lo que, como indica Agraz, la labor de los voluntarios es “fundamental") y de la comunidad.
Además de las consecuencias directas e inmediatas, las catástrofes suelen generar incertidumbre. Es lo que les ocurre ahora mismo a los afectados por la DANA, que todavía siguen buscando desaparecidos o viendo sus calles llenas de barro y destrucción. “Cuando al dolor psicológico se une la incertidumbre el impacto emocional es mucho mayor”, señala Sánchez. “La incertidumbre es devastadora”, apunta Agraz. No saber qué ha pasado con los seres queridos “genera una ansiedad intensa”. Y todo ocurre en un contexto de ya de por sí gran tristeza.
Ayuda a gestionar la incertidumbre concentrarse en aquellas pequeñas acciones que pueden estar bajo nuestro control o en lo inmediato. Agraz recomienda “mantener una rutina mínima y centrar la mente en el presente” y añade que es “fundamental no obsesionarse con buscar respuestas que quizás aún no lleguen”. Sánchez suma el valor de usar “recursos de autorregulación emocional”. Aquí, nuevamente, los demás son importantes: tener a alguien que te escuche ayudará a regular esas emociones.
Por razones obvias, ahora mismo lo que importa es lo inmediato, pero ¿qué ocurrirá a largo plazo para las personas que han vivido en primera persona esta catástrofe? “Pasado un tiempo hay dos opciones, que la experiencia quede procesada volviendo a mi estado anterior, como una herida cicatrizada, o que se quede ‘atascada’, como una herida abierta”, apunta Sánchez. Que ocurra una u otra cosa dependerá de varias razones, como la situación socioeconómica, las experiencias previas de las personas, sus capacidades de autocuidado o el apoyo social. “Algunas personas necesitarán dar continuidad a la intervención terapéutica inicial y otras no”, resume.
Pero para aquellas personas que sí lo necesitarán —porque, como suma Agraz, la experiencia “puede dejar secuelas psicológicas muy duraderas”— es importante estar atentas a lo que su cuerpo les está diciendo. “Detectar estos síntomas a tiempo y buscar ayuda es fundamental”, indica el experto, para así evitar que se cronifique. Siempre, eso sí, hay que buscar esa ayuda en personal sanitario experto.
En las situaciones de emergencia, parece casi inevitable entrar en un bucle de consumo de información sobre lo que está pasando. Es algo que ya se vio durante la pandemia, tanto que se empezó incluso a hablar de 'doomscrolling', el pasarse horas y horas actualizando el feed de redes sociales para leer noticias trágicas sobre el estado de las cosas. Sin embargo, este consumo constante y masivo de información puede tener efectos negativos. Las noticias pueden disparar la ansiedad.
Para quienes están en Valencia, “la sobrecarga de información puede fomentar la angustia”, concede Agraz. Para las víctimas de la DANA, “dosificar” cuánto y cómo acceden a la información puede resultar positivo, para encontrar así momentos de desconexión y lograr reducir la carga emocional. Evitar el 'doomscrolling' es “crucial para no caer en la desesperanza”. En un contexto como este, “estamos sobrados de emociones negativas”. Limitar el tiempo en redes sociales o las notificaciones del móvil o incluso evitar implicarse en debates muy polarizados (que suponen desgaste mental) podría ayudar.
¿Y qué ocurre para quienes consumen las noticias desde fuera de la zona afectada? “Como seres sociales nos interesamos por lo que les pasa a los demás y podemos empatizar con el dolor ajeno”, señala Sánchez. La experta añade que en este tipo de situaciones las noticias nos dan “cierta seguridad”. Pero saber gestionar cómo y cuánto accedemos a la información también es autocuidado.
Suscríbete a la newsletter de Divinity y recibirás toda la información de celebrities y corazón cada semana en tu mail.