"Con el amor no basta": los secretos para que una relación dure más de 20 años, según dos expertas
El compromiso puede ser más importante que la comunicación, ninguna pareja sobrevivirá solo a base de amor, según los expertos consultados
Saber salir a tiempo también es en ocasiones una victoria, las cifras de las parejas que 'aguantan' porque es lo que hay que hacer ya es minoritaria
¿Qué es el amor líquido, la nueva tendencia que arrasa en España?
¿Cuál es el secreto de las relaciones duraderas, de esas parejas que se juntan y ya no se separan nunca (como, por ejemplo la de los Beckham)? Una simple búsqueda en Google da todo tipo de claves, desde las más clásicas, como la comunicación o el compromiso, hasta conclusiones extrañas de estudios científicos. Un ejemplo de esto último: las parejas que ven comedias románticas y las comentan tienen menos posibilidades de divorciarse, sentenció una investigación de la Universidad de Rochester. Por el medio, recomendaciones que se contradicen como hacer cosas nuevas juntos, pasar tiempo separados, compartir aficiones o no compartirlas. Hay hasta un estudio que apunta a la importancia de nuestros genes en lo satisfechos que logramos estar en una relación de pareja.
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Si a todo esto le sumamos las estadísticas, que ponen la tasa de divorcios en España por encima del 50%, es fácil concluir que las parejas para toda la vida son rarezas sin explicación. Además, a nadie se le escapa que, si ahora hay más rupturas y separaciones que, por ejemplo, en los años setenta, es por una serie de cambios sociales importantes: además de la legalización del divorcio, la incorporación de las mujeres al mercado laboral significa que pueden tener recursos económicos para continuar su vida en solitario. Lo de aguantar porque es lo que hay que hacer o porque no nos queda otra es ya una situación minoritaria. Pero ¿podría ser que en muchas ocasiones se haya pasado al otro lado y no se intente salvar una relación que sí tiene arreglo? La respuesta, como siempre, es complicada.
Mara empezó a salir con su actual pareja en 2004, tras años siendo solo amigos. Veinte años y dos hijas después, atribuye la duración de su relación a “mucha comunicación, aficiones comunes e ideas o valores comunes”. En estas dos décadas han crecido juntos y por el camino ha habido también mucha discusión y malentendido, pero asegura que, hablándolo todo mucho, han logrado salir adelante. Menciona también otro tema importante: “no tirar la toalla, pensar que vale la pena”.
Comunicación y compromiso
La psicóloga Sofía Rademaker, directora del Centro Psicológico SMC, coincide con Mara especialmente en la comunicación, aunque aclara que no sirve cualquier tipo. Debe ser una comunicación “sincera, respetuosa, y afectuosa”. Para la sinceridad, es clave conocerse a uno mismo. Sobre el respeto, señala que es fundamental para, “una vez que se conocen las heridas del otro”, no cuestionarlas, aunque no las entendamos del todo. En cuanto al afecto, indica que “se traduce en pensar que lo que hace el otro tiene una intención positiva, en reconocer al otro por quien es y respetar su forma de ser, en no querer cambiar al otro constantemente, entre otras cosas”.
Pero pese a lo mucho que se destaca siempre la importancia de la comunicación, hay también quien no está de acuerdo. Es el caso de la psicóloga Rosa Rabbani, autora del libro 'El enigma de las parejas duraderas'. En la introducción, habla de la sacrosanta comunicación como algo que, a la hora de la verdad, no pesa tanto: “No exagero si digo que el 80 % de las parejas que acuden en busca de ayuda a mi consulta afirman que les va mal porque la comunicación no es buena. Y, sin embargo, mi observación indica que mejorando las habilidades comunicativas no siempre se mejora la relación y, desde luego, he tenido oportunidad de conocer un sinfín de parejas con una pésima calidad comunicativa a las que, sin embargo, les va de fábula”, asegura en su texto.
¿Qué es para Rabbani lo más importante, si la comunicación no es decisiva? En conversación con Divinity.es, la experta señala que, si tuviera que destacar una sola clave, sería una de las mencionadas por Mara en ese no querer tirar la toalla: el sentido del compromiso. Este, asegura la psicóloga, ha disminuido en estos últimos años. Con tanta conversación alrededor del amor líquido, hemos abandonado esas expectativas de que la relación pueda ser duradera (aunque todo el que empieza con alguien y busca algo serio "quiere que sea para siempre"), lo que reduce el compromiso. “Todos los estudios apuntan hacia ahí, hacia el hecho de que cuanto mayor es el sentido de compromiso de las personas que forman las parejas, más probabilidades tiene de ser una relación satisfactoria y duradera en el tiempo”, asegura.
Es muy importante entender que con el amor no basta
Para explicar ese compromiso, propone una metáfora que le parece descriptiva. “En la paternidad o en la maternidad nadie se plantea que mientras las cosas vayan bien, pues estupendo, pero cuando empiece a haber curvas, damos a nuestro niño en adopción”, señala. En las parejas la situación debería ser similar: “que no nos importe lo que vaya a ocurrir, que sepamos que serán señales de que tenemos que aprender y tratar de hacer las cosas de forma distinta a como las hemos estado haciendo. Así, en esa senda de búsqueda de soluciones, podremos llegar a hacer que nuestra relación funcione mejor”, asegura. De hecho, insiste en que “es muy importante entender que con el amor no basta”. Es decir, ninguna pareja sobrevivirá solo a base de amor, sino que es necesario tener claro que la relación será “un proceso de crecimiento para todos.”
Cuando lo mejor es abandonar el barco
Ambas psicólogas coinciden en que la duración de una pareja no es para nada lo que define su éxito. En ocasiones, hay obstáculos infranqueables o situaciones en las que lo mejor es salir de la relación. “No existe ningún convenio humano que tengamos que asumir de por vida, a lo largo de la vida pueden pasar muchas cosas”, asegura Rabbani.
En este sentido, hay dos situaciones posibles: que se nos atragante una situación difícil y prefiramos romper cuando, en realidad, hubiese sido posible arreglarlo y seguir, o que, ante algo con poca solución, no nos atrevamos a dar el paso de la ruptura. Rademaker explica que, en el primer caso, lo que no tiene sentido es arrepentirse y meterse en el bucle de “lo podíamos haber arreglado”. “Yo a mis pacientes suelo decirles que las decisiones que tomaron en el pasado las tomaron porque en ese momento, con esas emociones y esos pensamientos, sentían que era la mejor decisión. Nadie toma una decisión si crees que no es la mejor, nadie elige la peor decisión, otra cosa es que más adelante te arrepientas. Es importante reconciliarse con esto”, señala.
Sobre cuándo abandonar el barco, insiste en que es algo muy personal. ¿Hay problemas insuperables? “No creo que se trate de los problemas, sino de las emociones. Es una sensación difícil de explicar, pero es una sensación que se asienta dentro de las personas, como una desesperanza profunda, que sienten que no se va a poder cambiar ese estado de sufrimiento, y aunque intenten eliminarlo no pueden. Yo siempre recomendaría realizar un proceso de terapia individual y, dependiendo del problema, de pareja, para poder realizar este proceso de forma informada junto con un profesional. Pero hay personas que por supuesto deciden no hacerlo, y me remito a la frase anterior de ‘confiar’ en uno mismo para estas decisiones también”, expone.
Volviendo a las claves para la duración, Mara cuenta también que, en realidad, ellos pasan "bastante" de su relación de pareja. "Creo que somos raros", confiesa. Comparten amigos, no son celosos y cree que son bastante "desapegados". Sí hicieron en algún momento lo de tener citas y cosas así, pero ahora lo que hacen más son turnos. "Uno se va a 'vivir la vida' fuera y el otro se queda de guardia en casa. Somos más amigos o familia que pareja. No sé a dónde nos llevará esto…", bromea. Si la fórmula sigue funcionando, seguro que a veinte años más.
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