De Comillas a Olivenza: siete pueblos que se encuentran entre los más bonitos de España
La asociación Los Pueblos más Bonitos de España ha seleccionado 108 bajo determinados criterios. En Divinity seleccionamos 7 variados por si te animas a conocerlos
Su riqueza arquitectónica o natural, la conservación de sus fachadas o el cuidado de sus zonas verdes, entre los requisitos para encontrarse en este listado
El pueblo que une a Tom Cruise y Mark Zuckerberg: en el Pirineo aragonés y con sólo 14 habitantes
Cada 1 de octubre se celebra el Día de los Pueblos más Bonitos de España. Y conviene tenerlos en cuenta porque muchas veces nos devanamos los sesos pensando en qué ciudad estupenda de Europa visitar cuando tenemos rincones maravillosos a pocos kilómetros de casa. Ahora que han terminado las vacaciones de verano, ¿a quién no le apetece una escapada de fin de semana? En Divinity te damos una selección basada en la hecha por la asociación Los Pueblos más Bonitos de España, que agrupa a un total de 108 municipios especialmente hermosos.
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¿En qué se basa esta entidad para seleccionar estos pueblos? Primero, que tengan menos de 15.000 habitantes; segundo, que cuenten con patrimonio arquitectónico o natural certificados por organizaciones como la Unesco; tercero, que cuiden su entorno conservando las fachadas y controlando la entrada de tráfico; y por último, que cuiden sus espacios verdes y mantengan el pueblo con unos estándares óptimos de limpieza. De todos los que se encuentran en esta web hemos seleccionado ocho de diferentes zonas, para que la mayoría tengáis un destino mínimamente cercano en el que disfrutar un par de días.
Mojácar, el pueblo blanco con aire hippy
Mojácar, en Almería, combina esa tradición de pueblos blancos tan andaluza con cierta estética hippy que se puede observar en muchos de sus rincones. A ratos podría recordarnos a Ibiza (donde también se realizan "retiros del bienestar") porque, además, tiene muy cerquita la playa. Sus cuestas y fachadas con flores, sus miradores y, sobre todo, su combinación de culturas árabe y cristiana, lo hacen altamente recomendable para perderse en sus calles.
Olivenza: un trocito de Portugal en España
Este municipio de Badajoz fue también territorio portugués entre los siglos XIII y XIX. Solo por ese motivo merece muchísimo la pena ver cómo el arte de un país y otro conviven en él. En Olivenza (Olivença en portugués) podemos visitar hermosos edificios renacentistas, barrocos y del gótico manuelino, típico de nuestro país vecino. Si vais, no podéis perderos bajo ningún concepto la Capilla del Espíritu Santo, decorada con los típicos azulejos lusos, ni la iglesia de Santa María Magdalena (un ejemplo del manuelino que mencionábamos) y sus peculiares columnas.
Ayllón: un tesoro arquitectónico en Segovia
Soria, Guadalajara, Madrid y, cómo no, el resto de la provincia de Segovia, tienen muy a mano este pequeño tesoro de poco más de mil habitantes con un conjunto histórico-artístico deslumbrante. La Plaza Mayor de Ayllón es una delicia en la que, además, se puede disfrutar de un estupendo tapeo si el tiempo acompaña. La cantidad de patrimonio arquitectónico que posee es impresionante: el convento de las Monjas Concepcionistas, la iglesia de San Juan Evangelista o de Santa María la Mayor, el palacio de Los Contreras, la Casa del Águila y un largo etcétera dan medida de por qué su Conjunto Histórico es Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
Comillas, donde conviven la Prehistoria y la arquitectura de Gaudí
Comillas, en Cantabria, es la población que dio origen a la conocida universidad privada. Pero sobre todo es un conglomerado de culturas donde podemos encontrar desde enterramientos prehistóricos en la cueva de La Meaza hasta un delicioso edificio hecho por Gaudí y llamado, con razón, El Capricho. Impresiona el conjunto arquitectónico de palacio y capilla del Marqués de Comillas, en la falda de la montaña, o la impresionante fachada del cementerio, un rincón realmente impresionante, y más ahora que Halloween está a la vuelta de la esquina.
Ujué: un compendio de románico y gótico
Lo primero que llama la atención de este municipio navarro es su distribución sobre una colina, dominada por la iglesia-fortaleza de Santa María, construida en el siglo XI y reformada en el XIV. Pero junto a esta curiosa construcción religioso-militar, destacan, entre otros elementos civiles góticos y renacentistas, las puertas de las casas Prioral e Iriarte. Si tienes la suerte de ver nevar, el conjunto es, además de singular, de una belleza asombrosa.
Beget, un pueblo diminuto en el que disfrutar del románico catalán
En la comarca del Ripollés, en Girona, se eleva este pequeño pueblo que hoy tiene 20 habitantes (según el censo de 2023) y que se sostiene, sobre todo, gracias a las segundas residencias. Beget no solo es un rincón en que el tiempo parece haberse detenido, sino que también cuenta con una iglesia representativa del románico catalán y que merece la pena visitar por su excepcional conservación. Si quieres un lugar para desconectar, es tu destino ideal.
Guadalest: más allá de las playas alicantinas
El interior de Alicante (y de la Comunidad Valenciana en general) encierra rincones poco explorados por el turismo, que lo asocia más a la playa y al verano. Guadalest cuenta con un casco histórico declarado Conjunto Histórico-Artístico, en el que podemos encontrar desde la Casa Orduña, que actualmente alberga un museo, hasta una fortaleza del siglo XI en lo alto de la roca más elevada del municipio (una imagen que impone) o la antigua prisión del siglo XII, que se encuentra en los bajos del actual ayuntamiento del pueblo.