Una de las mejores formas de celebrar el Día de los Enamorados es con una escapada a un hotel que sea muy romántico. En España la oferta de hoteles para disfrutar de un San Valentín inolvidable es excepcional. Habitaciones con todo lujo de detalles, vistas espectaculares, ambientes íntimos, naturaleza, spas de ensueño, terrazas privadas… Toma nota de estos destinos y reserva ya para que el próximo 14 de febrero sea memorable.

Además de ser uno de los hoteles más románticos para celebrar San Valentín, es también uno de los más originales que vas a encontrar dentro y fuera del país. Las vistas al parque natural de las Bardenas Reales son un privilegio único, pero el lujo no acaba ahí. Entre sus opciones de alojamiento puedes elegir habitaciones que son una cúpula y desde las que puedes observar las estrellas por la noche, terraza privada o bañera al aire libre. Sin lugar a dudas, la experiencia es única. 

No es exactamente un hotel, pero sí un alojamiento ideal para una escapada romántica deluxe rodeados de naturaleza. Son cabañas de diseño con vistas a la playa de Carnota y rodeadas de naturaleza. Si te alojas en una de sus suites, además de disponer de todas las comodidades que imaginas, disfrutaréis de terraza, bañera circular, ventanas con vistas y una cama king size. Para completar la experiencia, no te pierdas su desayuno tradicional gallego que preparan con mucho mimo. 

La Bobadilla presume del galardón que lo califica como el hotel más romántico de Europa. Y es que no solo sus instalaciones son ideales para una escapada íntima, sino que este hotel granadino del grupo Barceló te ofrece la posibilidad de renovar tu votos matrimoniales con la experiencia Just married (again). Se ubica en la Sierra de Loja y está rodeado de un entorno natura impresionante. Su filosofía slow life se respira por todo el alojamiento. que mantiene una arquitectura neomudéjar. En las suites más exclusivas tendrás bañera de hidromasaje y terraza privada. 

En esta casa ubicada en el valle central de La Rioja también se respira la filosofía slow life. En un pueblo de solo 200 habitantes se levanta este alojamiento de finales del siglo XIX completamente restaurado. Un espacio tranquilo e íntimo que cuenta con solo seis habitaciones, dos salones una cocina a disposición de los clientes. Está cuidado hasta el más mínimo detalle para que solo tengáis que preocuparos de desconectar y dedicaros este San Valentín a vosotros. 

El Landa se ha convertido en un secreto a voces para quienes buscan una escapada de ensueño. Se encuentra en la carretera de Irún, a solo cinco minutos en coche de Burgos y es inevitable admirar su torre del siglo XIV en la se alojan los afortunados huéspedes que reservan aquí. Uno de los mayores atractivos del Landa es su espectacular piscina gótica donde podéis daros un relajante y romántico baño. Y no se queda atrás su cocina castellana, un reclamo para los habitantes de la zona. 

Encontrar una habitación libre en El Bálsamo es toda una suerte, porque este hotel boutique se ha convertido en uno de los alojamientos más deseados del país. Su encanto es incuestionable, además de permitirte descubrir la belleza de Cuenca, aunque su plato fuerte son las dos piscinas. La exterior, de agua salina, no es la mejor opción para bañarse en febrero. En cambio, la interior, climatizada y dentro de una cueva del siglo XVI supera cualquier expectativa.

Nos vamos hasta las Baleares para recomendarte este pequeño hotel que se ubica en una finca del siglo XVIII en Mallorca. Ideal para disfrutar del silencio y la paz del entorno. Está formado por dos casas con un total de 15 habitaciones, decoradas con muebles de líneas depuradas y materiales naturales. El spa de agua salada es una maravilla, con sauna, hamman, jacuzzi y tratamientos wellness. Disfruta de su cocina, sabrosa y ecológica, para después dar un paseo por sus hermosos jardines. 

Nos sobran los motivos para pensar en este hotel como un destino perfecto para San Valentín. Se encuentra en medio de una de las zonas vinícolas más apreciadas del mundo: el Parque Natural del Montsant. El alojamiento, para aumentar su encanto, es una granja que perteneció en el siglo XII a un monasterio de monjes cartujanos. Cada una de las 26 habitaciones es de alto confort, divididas en cuatro categorías y tienen todas una decoración diferente. Se Y siguen las maravillas: su spa está en medio del bosque de olivos que rodea el hotel, tienen su propia bodega y allí se encuentra el restaurante Mater Terrae, donde disfrutar de la mejor gastronomía de la zona.

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