Las vacaciones han terminado, y la vuelta a la rutina puede hacerse difícil tanto para los adultos como para los niños. Los horarios fijos, las clases y las obligaciones se imponen sin remedio, y es conveniente buscar actividades que ayuden a los más pequeños a que el cambio de hábitos no sea muy brusco. Por eso te proponemos juegos divertidos para hacer con tus hijos, y que les ayudarán a despedirse del verano. Además, los disfrutarán el doble si tú estás dispuesta a pasarlo bien y a compartir tu tiempo con ellos. ¿Lista para jugar? Pues aquí tienes las ideas que necesitas.
Las historias encadenadas son tan divertidas como disparatadas, y son una excelente manera de que los niños desarrollen su imaginación. Podéis jugar toda la familia y crear diferentes cuentos entre todos. Cada vez empieza uno con una frase, normalmente encabezada por el mítico “había una vez”, y a partir de ahí cada uno va añadiendo un par de frases hasta llegar al final de la historia. Si te apetece, incluso, puedes escribirla a medida que se va creando, porque seguro que más tarde os resulta muy divertido recordar todo lo que se os ocurrió en ese momento.
Hay diferentes formas de jugar a este juego, pero una de las más eficaces es coger diferentes folios (si son de colores mejor) y pegarlos en el suelo con cinta adhesiva. Solo pueden pisar los folios, porque el suelo es lava y si lo pisan se queman y, por lo tanto, se eliminan. Empieza colocando los folios con poca separación entre ellos, y poco a poco ve eliminando algunos para aumentar la dificultad ¡y la emoción!
A los niños de todas las edades les encantan las manualidades, y para pasarlo bien con ellas no es necesario complicarse. Los collage son una actividad muy creativa, para todas las edades, y para la que necesitas muy poco material. Lo ideal es que tengas en casa revistas o folletos publicitarios. Es posible, incluso, que guardes alguno de las vacaciones y lo podáis aprovechar. Sobre un papel en blanco, pueden ir pegando diferentes recortes, con la forma que ellos prefieran, para crear un collage con total libertad. Al termina, podéis pegarlos con un poco de celo en la pared como si se tratase de una exposición.
Este es uno de los juegos preferidos de los más pequeños de la casa, aunque también puede suponer un reto para los más mayores. Necesitas una bolsa que se opaca y a ser posible de buen tamaño. Vale cualquiera, sea de tela o de plástico. En ella debes colocar diferentes objetos y, de paso, aprovechar para jugar con diferentes texturas: una esponja, una cuchara, un calcetín… Sin mirar qué hay en el interior deben introducir la mano en la bolsa, y a través del tacto adivinar qué objeto estan tocando. Antes de sacarlo deben decir que es para comprobar que han acertado.
El nivel de dificultad de este juego lo puedes ir midiendo tú según la edad de tus hijos, y complicarlo o facilitarlo según veas cómo se va desarrollando. En una bandeja debes colocar diferentes objetos, por ejemplo cuatro, y pedirles que se fijen en ellos durante 10 segundos. Después los niños se dan la vuelta y retiras un objeto de la bandeja, para que al volver a girarse descubran cuál es el que falta. Te lo advertimos: no es tan sencillo como imaginas, pero sí muy divertido.