Nada más recibir la noticia de un embarazo iniciamos una cuenta mental en busca de una fecha probable de parto; si el cálculo señala el mes de agosto nos vemos con nuestro bebé en brazos sudando como pollos, cuando cae en diciembre nos imaginamos comiendo las uvas en el hospital. Sea como fuere, la felicidad es embriagadora. Las futuras mamás quieren saber cuándo van a dar a luz para planificar esa nueva etapa que va a cambiar su vida.
En un primer momento, el ginecólogo o la matrona son los que apuntan una fecha probable de parto, en función de los datos de la última regla que aporta la madre. Más allá de la necesidad que tiene la familia de concretar un día para reorganizarse de cara al parto, los profesionales sanitarios también necesitan esa información a partir de la cual realizar el seguimiento de la evolución del embarazo hasta que llega a término.
Una vez se dispone de un día concreto la pregunta es si es el dato es realmente fiable. Los estudios demuestran que el 90% de los nacimientos se producen 14 días antes o 14 días después de la fecha que en un principio se calculó. Además, este porcentaje varía bastante sobre todo en aquellas madres que son primerizas. Lo habitual es que en su caso el embarazo se prolongue más allá de la semana 40, en concreto, en un 70% de los casos.
Las madres se estresan mucho cuando ven avanzar los días, se ha cumplido esa fecha de parto probable y su hijo no ha nacido todavía. Lo que se debe tener presente es que precisamente se trata de un dato con el calificativo de probable.
Por una parte, lo habitual es creer que el embarazo tiene una duración de nueve meses, cuando los profesionales sanitarios lo concretan en 280 días o 40 semanas. A su vez, la gestación puede llegar a término en la semana 37 o alargarse hasta la semana 42. Por tanto, esa fecha es fiable, pero puede oscilar bastante días abajo o días arriba; depende de cuándo le llega el momento perfecto al bebé porque ya está listo para nacer. De esta forma, el caso de cada mujer, su embarazo y la finalización del proceso son únicos.
La fecha probable de parto, a la que los profesionales médicos se refieren por sus siglas FPP, se calcula en función de la Fecha de la Última Regla (FUR) y se emplean distintas fórmulas como la de Naegele, la de Mittendorf-Williams o la de Parikh.
La Fórmula de Naegele consiste en sumar a la FUR siete días para después restarle tres meses y a continuación añadirle un año. Es decir, si la FUR fue el 10 de agosto de 2022, al día 10 se le añaden siete días (10 + 7 = 17) para después situarlo en el mes de mayo, tres meses antes, pero del año próximo, porque se suma un año. De este modo, la FPP será el 17 de mayo de 2023.
El especialista que desarrolló esta regla fue Franz Karl Naegele (1778-1851), un obstetra alemán que definió este método estandarizado de cálculo para poner una fecha límite a una gestación normal. La definió fruto de su trabajo diario y de la observación, pero no se basó en la evidencia científica. En todos los casos se presentan circunstancias que inevitablemente modifican esa fecha de posible parto y por tanto afectan a la fiabilidad de la fórmula.
Es el caso de aquellas mujeres que no recuerdan la fecha de su última regla o de otras cuyo ciclo menstrual no es regular cada 28 días. Según la fórmula, la ovulación tiene lugar en el día 14 del ciclo sin embargo no todos los ciclos menstruales tienen la misma duración siendo más cortos o más largos según cada mujer. Por otra parte, el obstetra alemán consideraba la duración del embarazo como un total de nueve meses, cuando no todos tienen los mismos días y por eso la duración del embarazo se mide en 40 semanas.
La Regla de Mittendorf-Williams, a diferencia de la de Naegele, añade más datos a la fórmula y el resultado es más fiable. Según apunta el embarazo de las madres primerizas es un poco más largo, de unos 288 días, y el de las no primerizas suele ser de 283 días. De este modo, a la fecha de la última regla se restan tres meses y se suman 15 días para el primer embarazo y se añaden 10 días en vez de 15 en el caso de un segundo, tercer o sucesivos embarazos.
En cuanto a la Regla de Parikh se emplea en ciclos irregulares. Consiste en sumar 9 meses a la FUM, restar 21 días y añadir la duración de los ciclos anteriores.
De todos modos, el uso de las ecografías es el procedimiento más fiable ya que posibilita llevar a cabo un control y una valoración del crecimiento del feto y de su bienestar durante todo el transcurso del embarazo. Lo habitual es realizar un mínimo de tres ecografías durante una gestación normal. En ellas el aparataje permite medir distintos parámetros con los que se pueden acotar las fechas con mayor exactitud y así concretar la edad del bebé. Es el caso de la longitud del fémur, la circunferencia abdominal o la circunferencia cefálica. Después se pueden realizar otras ecografías para verificar otros ámbitos del desarrollo entre otros aspectos.
Lo relevante es que en función de la edad gestacional según las ecografías los profesionales sanitarios llevan a cabo el seguimiento y las pruebas de control del embarazo correspondientes. Del mismo modo, toman decisiones en cuanto a posibles situaciones como un parto prematuro o preeclampsia (presión arterial alta), entre muchas otras. Con todo ello, esa FPP es solo una estimación ya que el bebé nacerá solo y cuando esté listo para hacerlo.