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Es muy habitual tener dudas acerca que cuáles son los mejores alimentos para iniciar la alimentación complementaria. La recomendación de la OMS es que el bebé se alimente exclusivamente de leche materna hasta que cumple seis meses. A partir de ese momento comienza la alimentación complementaria y se introducen, de manera paulatina, alimentos distintos a la leche en la dieta del bebé.
Con los años han cambiado las recomendaciones acerca de este paso y se considera que se puede ofrecer cualquier alimento, evitando únicamente los que se consideran perjudiciales hasta determinada edad, como los frutos secos, pescados con alto contenido en mercurio, como el atún, o verduras con muchos nitratos, como las espinacas. Los alimentos permitidos, que son la mayoría, pueden darse al bebé con total tranquilidad en cantidades prudentes, pero es cierto que hay algunos que se consideran especialmente indicados para los bebés en este momento tan importante de su desarrollo.
Las frutas como la manzana o la pera son excelentes para iniciar la alimentación complementaria, pero el plátano es una de las frutas más ideales por la cantidad de nutrientes que aporta. Es rico en carbohidratos, potasio y fibra, que lo hacen perfecto para el crecimiento del bebé, para el funcionamiento celular y para favorecer el tránsito intestinal.
Esta hortaliza es una de las favoritas para alimentar a los bebés por su alto contenido en vitamina A. Esta vitamina ayuda a desarrollar la vista correctamente y estimula la síntesis de colágeno, una proteína esencial en nuestro organismo. La zanahoria es perfecta para incluir en los purés, y si optas por el Baby Led Weaning, puedes cocerla o hacerla al vapor, ya que cortada en bastones pueden empezar a cogerla ellos mismos con las manos.
Las proteínas de origen animal aportan hierro, muy necesario en esta fase de crecimiento para evitar anemias por déficit de este mineral. Entre todas las carnes posibles, la de pollo es una de las mejores para comenzar a introducir en la dieta. Sus proteínas son de alto valor biológico y se trata de una carne muy digestiva cuyos nutrientes se absorben con facilidad.
Son ideales para los purés porque combinan muy bien con otros ingredientes y tienen un sabor suave que no genera rechazo en el bebé. Son perfectas para los purés y es fundamental que están bien cocidas y libres de hebras para que las coma sin complicaciones.
Si bien antes el huevo no se daba hasta que el niño cumplía un año, a día de hoy se da desde los seis meses. Eso sí, puesto que el huevo es uno de los alimentos que suele producir alergias, la pauta es darlo poco a poco para detectar posibles reacciones en el bebé. Si todo va bien, puede tomarlo en rebozados, tortillas, cocido, pasado por agua…
Los tubérculos, cocidos o al vapor, son un complemento excelente en esta etapa. La patata es suave y fácil de digerir, y aporta carbohidratos complejos de calidad. Es ideal para combinar con pasta, arroz o sémola.