Pasar el día en la playa es la mejor opción para los niños en verano, sobre todo cuando suben las temperaturas. Allí pueden bañarse, disfrutar del aire libre y disfrutar de la arena. Más allá de lo que el propio espacio natural les ofrece, te traemos unos divertidos juegos para hacer con niños en la playa, que harán estos días de vacaciones sean realmente inolvidables.
Descubrir todas las cosas que se pueden hacer con la arena es fascinante para los niños, como por ejemplo, escribir en ella. Aprovecha esto para proponerles el juego del ahorcado y adivinar la palabra oculta antes de que haya que dibujar al ahorcado completo.
Solo ir a buscar conchas por la playa es ya una actividad muy divertida. Encontrar muchas o que tengas formas sorprendentes es muy motivador para los niños. Además, puedes incorporar el aliciente de encontrar la más bonita de todas para pintarla una vez que lleguéis a casa.
Pasear por la orilla del mar es una actividad muy saludable, aunque puede que a los niños no siempre les parezca el plan más divertido. Dale un giro al tradicional paseo y conviértelo en la hora de la historia inventada. ¿Qué veis a vuestro alrededor? ¿Qué piratas llegaron a esta orilla surcando el mar? ¿Quién se esconde en aquella casa en lo alto del acantilado? Es hora de poner a trabajar la imaginación y crear historias únicas y emocionantes.
Con las manos, con una pala, con ayuda de un cubo… Pocas juegos hay tan sencillos y entretenidos como el de cavar el hoyo más profundo junto a la orilla, hasta que conecte con el mar. Eso sí, acordaos luego de taparlo para que nadie tropiece al caminar.
La arena da mucha confianza a los niños para hacer actividades que en otro tipo de suelo parecen menos seguras. Ayúdales y anímales a hacer el pino, volteretas laterales, correr y saltar…
A todos nos gusta tener recuerdos de las vacaciones y las fotos en la playa son todo un clásico. Si les propones una sesión de fotos divertidas seguro que les apetece más que el tradicional posado en la orilla del mar. Además, es posible que saquen toda su creatividad: fotos saltando, encontrando un tesoro, saliendo del mar como si hubieran visto un tiburón…
Si el juego de las palas sigue triunfando verano tras verano es porque es uno de los más divertidos para hacer a la orilla del mar. Jugad por turnos, que alguien sea el árbitro, poned un número de puntos para ganar o perder… Es más adictivo de lo que parece.
Otro clásico al que es imposible resistirse. Pasar el rato haciendo un pulpo gigante o una sirena varada es todo un reto al que los niños no dudan en apuntarse. De hecho, hasta a los adultos nos gusta.
Cocinar con la arena es otra de las grandes debilidades de los niños: pasteles, croquetas, salchichas, muffins que luego puedan ofrecer a los adultos. Puedes hacerlo más realista si les preparas una bolsa con utensilios de cocina que puedan usar en la playa, como platitos o cucharas de plástico.
Cada día uno es el encargado de coger un objeto de la casa y esconderlo en la arena. El resto tiene que encontrarlo y pueden ser ayudados con pistas o con indicaciones como “frío” o “caliente”.