Cuando la lactancia materna está establecida se disfruta de una etapa muy especial y única en la vida, tanto para la madre como para el bebé. Muchas madres quieren extenderla de manera exclusiva, tal y como recomienda la OMS, hasta que el bebé cumple seis meses. Y en principio puede ser así, aunque existe el temor de que la leche materna “se corte” o estropee ante un disgusto o susto de la madre. Te contamos si se trata de una creencia o hay alguna base científica detrás de este dicho.
El vínculo entre la madre y el bebé lactante es muy intenso, y es lógico pensar que nuestras emociones y estados de ánimo afectan al bebé. Y lo cierto es que el bebé puede percibir si la madre está nerviosa o tranquila, por ejemplo, pero esto no tiene nada que ver con la leche que produce. Si hablamos estrictamente de lactancia materna, no existe ninguna evidencia científica de que las emociones negativas afecten en lo más mínimo a la calidad de la leche.
La leche materna y la lactancia en sí misma es uno de esos ejemplos en los que podemos afirmar que la naturaleza es sabia. La leche que produce una mujer para amamantar a su hijo se adapta a las necesidades del bebé, que son muy cambiantes. En su compleja composición se encuentran todos los nutrientes, células inmunológicas, hormonas y enzimas que el bebé necesita para crecer saludablemente. Las hormonas de la madre son las encargadas de regular el proceso fisiológico que da lugar a la leche materna, y en él no influye el estado emocional de la madre, sea positivo o negativo.
Lo que sí es cierto es que el flujo de la leche materna durante la lactancia sí puede verse afectado por las emociones de la madre. Si siente estrés, tensión o ansiedad puede que el flujo salga con dificultad o sea más lento, pero eso no afecta en absoluto a la calidad de la leche. Por lo que es posible que la madre necesite solo respirar y encontrar un espacio y entorno en el que haya calma para poder alimentar a su bebé.
Aunque no haya ninguna evidencia científica que respalde la idea de que la leche puede estropearse porque la madre se disguste o se asuste, no es menos cierto que es esencial que la mujer pueda alcanzar el bienestar emocional en esta etapa tan importante de su vida. Es inevitable que se sienta cansada y, en ocasiones, triste, cansada o preocupada, por lo que es esencial que pueda tener apoyo externo y dedicarse un espacio para cuidar de sí misma. Algo que, sin duda, beneficia al bebé y, por supuesto, a vivir la experiencia de la lactancia.