No podemos negar que la tecnología forma parte de nuestra vida ni que nuestros hijos han nacido en la era digital. Que la utilicen es normal y en muchas ocasiones puede resultar una herramienta muy útil, además de proporcionar entretenimiento. Pero es necesario establecer límites y hay momentos en los que no deberías darle pantallas a tus hijos. Saber marcar pautas que fomenten una relación saludable con la tecnología es esencial para su desarrollo y para que no descuiden otro tipo de actividades esenciales en su vida. 

Tanto si coméis en familia como si los niños comen solo, la hora de la comida debe ser un momento libre de pantallas. Si coméis todos lo ideal es fomentar la conversación y favorecer las relaciones interpersonales, además de apreciar y disfrutar de la comida. 

El tiempo que tus hijos dedican a hacer los deberes o a estudiar es muy importante para ellos. Debe estar libre de pantallas, a menos que la necesiten para una tarea puntual, para que puedan prestar atención plena a lo que están haciendo y así rendir más y mejor sin distracciones.

Los niños y adolescentes necesitan descansar por la noche, y para conseguirlo es mejor dejar fuera todo aquello que suponga una alteración, como es el caso de las pantallas. Además, su luz azul dificulta la conciliación del sueño. Deberían dejar de usarlas dos horas antes de ir a la cama y dedicar ese tiempo a leer, darse una ducha, escuchar música…

Cuando se reúne la familia es posible que tus hijos prefieran refugiarse en la tecnología a interactuar con otras personas. Pero debes animarles a participar de las conversaciones y a relacionarse con los demás, evitando que se centren en las pantallas. 

Los paseos por el campo o por la ciudad, al igual que el resto de actividades físicas, son muy importantes para tus hijos. Es el momento de disfrutar de lo que se está viviendo, de ejercitarse o explorar, y de moverse sin pensar en una pantalla. 

Las conversaciones importantes, al igual que aquellos momentos en los que se produce una conexión emocional, son muy importantes para el desarrollo de los niños y para fortalecer las relaciones familiares. La escucha activa y el diálogo son fundamentales y es en estas ocasiones cuando se produce, por lo que deben quedar fuera las distracciones relacionadas con la tecnología. 

Para despertar la creatividad, muchas veces es necesario aburrirse. Si te preocupa que tus hijos se aburran, lo cierto es que resulta muy beneficioso para ellos, ya que darán rienda suelta a su imaginación para entretenerse. Puedes animarles a dibujar, leer, jugar, escuchar música… todo ello sin que intervengan las pantallas.