¿Por qué no se debe portear al bebé mirando hacia delante?
Cualquier forma de transportar a un bebé, sobre todo recién nacido, debe respetar su postura, es decir, la ergonomía de su espalda y sus caderas
Uno de los problemas que ocasiona el porteo hacia delante está en que el peso del bebé descansa sobre sus propios genitales
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Un día el bebé está más inquieto de lo normal, sin embargo, ha comido bien, su pañal está limpio, ha dormido suficiente y aparentemente no está enfermo… Así que te lanzas a colocarlo en el portabebés mirando hacia delante para probar si esa nueva perspectiva del mundo le gusta y se relaja durante el paseo habitual. Nuestras intenciones buscan tranquilizarle, no obstante, está totalmente desaconsejado. Pero, ¿por qué no portear a tu bebé mirando hacia delante? Hay varias razones de peso que demuestran lo inadecuada que resulta esa posición de cara a su desarrollo, sobre todo en sus primeros meses de vida. Son las siguientes:
Posición incorrecta de su columna
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El portabebés está diseñado para respetar la correcta posición en la que debe ir colocado el pequeño; mirando al porteador, de espaldas a la marcha y apoyándose y descargando su peso en él. Esta postura es ergonómica porque respeta la curvatura de su columna vertebral, en forma de C. Al nacer, la columna tiene una única curva, llamada cifosis dorsal, que equivale a la posición fetal durante la gestación.
A partir de los tres primeros meses de vida y hasta los 9 meses, empezará a producirse una segunda curvatura en el cuello (lordosis cervical) favorecida por los giros hacia los lados, los cambios posturales desde boca abajo a boca arriba, por los movimientos reptadores e incluso la sedestación. Todo esto hará posible que controle voluntariamente su cabeza pero ya cuando ha cumplido varios meses de vida.
Es importante que desde el nacimiento la postura en la que se coloca al bebé favorezca el desarrollo de su columna. Para que el porteo sea ergonómico, el portabebés debe adaptarse y ofrecer una sujeción adecuada. Cuando el pequeño mira hacia fuera no se está respetando esa posición ergonómica en forma de C, sino que se está forzando el estiramiento de su columna vertebral, lo que está desaconsejado totalmente.
Postura forzada de sus caderas
De la misma forma, el porteo hacia delante interfiere en el desarrollo de sus caderas y puede producir una displasia, provocando que estas articulaciones se disloquen total o parcialmente. Al igual que el bebé nace con esa curvatura en la espalda, la posición ergonómica de sus caderas es en forma de M, si se le coloca boca abajo en su cuna adquiere la postura de una rana, con las rodillas más altas que las nalgas y en paralelo con el ombligo.
En el porteo, el periné del bebé, es decir, el área comprendida entre los genitales y el ano, debe orientarse hacia el cuerpo del porteador, de modo que su peso descanse sobre la persona que lo lleva. El problema es que mirando hacia afuera sus caderas quedan descolocadas, se estiran y, peor aún, son sus genitales los que soportan todo el peso de su cuerpo.
Cabeza sin sujeción
En cuanto a la cabeza, hasta pasados unos meses el pequeño no es capaz de sujetarla por sí solo, no tiene control cefálico. Al colocarle mirando hacia delante lo más probable es que le cuelgue o caerá a un lado, ya que carece de la sujeción que le proporciona estar apoyado sobre el pecho del porteador. Al final, esa postura mantenida puede interferir en su desarrollo cervical.
Sobreestimulación
La intención de entretener al pequeño puede resultar tan abrumadora para él que será contraproducente porque su cerebro todavía no está preparado para esa sobreestimulación. Cuando se encuentra piel con piel con su porteador, el sentirlo tan cerca y el familiar olor le tranquilizan, le relajan y le inducen al sueño cuando está cansado. Por otra parte, la cercanía favorece la lactancia materna si es la madre la que portea.
Dolores de espalda para el porteador
El portabebés está diseñado precisamente para no producir dolores de espalda en el porteador. Debe estar bien sujetado a su cuerpo con las cinchas lo mismo que el bebé colocado de forma correcta con su pecho sobre el de la persona que lo transporta. Si el bebé mira hacia delante, el centro de gravedad del porteador se modifica lo que genera molestias en el cuello y en la espalda.
En caso de que el pequeño ya tenga unos meses y se pretenda cambiarlo de postura o entretenerlo, cabe la posibilidad de portearlo en la cadera. Así, ve al adulto y mantiene el contacto constantemente, pero también observa lo que le rodea. Una vez ya tiene un peso considerable otra opción es llevarlo a la espalda.