Por mucho que los padres se esfuercen en cuidar a sus hijos y que intenten evitar que se pongan enfermos, la fiebre termina por aparecer con más frecuencia de la que nos gustaría. A pesar de que la fiebre no es una enfermedad, sino un síntoma nos produce una gran inquietud. Se trata de algo casi inevitable y cuanta más información tengamos al respecto, mejor podremos afrontar la situación. Por eso ha llegado el momento de desterrar falsos mitos sobre la fiebre en niños y así poder afrontar con calma que a tu hijo le suba la temperatura.
Esta claro que no nos gusta ver a nuestro hijo con fiebre, pero eso no significa que la fiebre por sí misma sea mala. De hecho, se trata de un mecanismo de defensa natural del sistema inmunológico que se manifiesta en nuestro cuerpo con una subida de temperatura. Puesto que lo que hace es eso, defender, no puede ser mala.
Los pediatras son muy claros en esta cuestión: no es necesario bajar la fiebre a menos que supere los 38ºC. Si con una temperatura inferior se administra algún tipo de antipirético es porque el niño está muy molesto con la sintomatología.
Este mito es uno de los más extendidos y es importante desterrarlo cuanto antes. No se recomienda dar baños fríos si el niño tiene mucha fiebre porque puede haber un choque brusco con su temperatura corporal.
Si el niño tiene fiebre solo hay que ir a urgencias cuando es menor de 3 meses. Si no es así no es necesario, a menos que presente otros síntomas que causen alarma, como llanto incontrolable, dificultad para respirar, mal color en el piel o que se muestre muy decaído.
Si el niño tirita por la fiebre hay que hacer todo lo contrario a taparle con mucha ropa. Es decir, hay que destaparle y procurar que no esté abrigado en exceso, además de mantenerle bien hidratado con líquidos.
Esta creencia se debe a que la meningitis, que es una infección del sistema nervioso, presenta entre sus síntomas una fiebre muy alta. Pero no al revés, es decir, la fiebre muy alta no es responsable de que se padezca meningitis.