En el verano de 1997, Isabel Gemio y su entonces marido, Nilo Manrique, adoptaron en Guatemala a Gustavo, su primer hijo en común. Dos años después ellos mismos anunciaron a través de las revistas del corazón que estaban esperando su segundo hijo, un niño biológico al que llamaron Diego y que nació en 1999 en una clínica de Madrid. Sin embargo, cuando se encontraba embarazada de cinco meses, la presentadora y su entonces marido recibieron uno de los golpes más duros de su vida. Los médicos le confirmaron que Gustavo, su hijo mayor, sufría una enfermedad incurable: distrofia muscular de Duchenne.
Hace unos años, la periodista decidió contar la lucha contra la enfermedad de su hijo a través de un libro que tituló 'Mi hijo, mi maestro: una historia de amor y dolor jamás contada'. En sus páginas, Isabel Gemio recordaba que en el momento en el que los médicos le dijeron el diagnóstico de Gustavo, aquellas dos palabras sonaron en su cerebro "como un golpe oscuro": "Sentí cómo mi alma caía por un agujero negro, y por unos segundos, la vida no estuvo allí, se ausentó de mi cuerpo. No es exageración, algo de mí murió aquel día".
Desde entonces, Isabel está volcada en la Fundación que lleva su nombre y que tiene como objetivos concienciar sobre el impacto económico que tiene para las familias que algunos de sus miembros sufran enfermedades raras como la de su hijo. "Dieciséis años hace que la fundé, y que ha ocupado y ocupa el mayor tiempo de mi vida. A veces me pregunto para qué sufrí tanto adelantándome al futuro. Más viendo a Gustavo, mi hijo, que hoy ya tiene ya 27 años, lo que demuestra que hay que vivir el día a día", ha contado ahora en una charla con Rosa Villacastín publicada este miércoles en la revista Diez Minutos.
En ocasiones, la presentadora cree que debería poner más empeño y se siente "impotente" por no conseguir más ayuda. "Con todo el dinero que hay en el mundo, sobre todo cuando llamo a según que puertas y me dicen que apoyan otras causas, lo que no me desanima a seguir llamando a otras que me dicen que sí", cuenta. Por todo ello ella está centrada en la fundación, con intención de ayudar a las más de siete mil enfermedades raras de las cuales son se investigan algunas.
La periodista confiesa en esta entrevista que tiene una relación muy buena con sus dos hijos. A Gustavo le define como la persona "más positiva del mundo", mientras que a Diego le considera "más rebelde" y el que más se parece a ella. "Me recuerda a mí cuando tenía su edad, es muy exigente, y cuando no está de acuerdo conmigo me lo dice, es enriquecedor, tiene criterio sobre muchas cosas, a los dos los he educado de la misma manera, estoy muy contenta con mis hijos", ha explicado.
En cuanto a la enfermedad del mayor, Isabel Gemio dice que Gustavo es "un alma blanca, positivo y vive más hacia adentro". "No puede moverse, por esa razón desarrolla más su cabeza. Busca sus muletas y dónde apoyarse para seguir adelante, para conformarse con lo que le ha tocado. No es fácil, yo lo admiro mucho, porque no sé cómo llevaría yo su enfermedad. Es mi maestro, como dice en el libro que escribí", ha terminado diciendo.