¿Cómo explicarle a un niño qué es hacer el amor? Siete consejos que te pueden ayudar
Tarde o temprano los niños se preguntan cómo han venido al mundo o por qué su prima no tiene pene, hay que estar preparado para responder
En ningún caso hay que inventarse una película o nombrar de forma extraña al pene o a la vagina
La sexualidad, ¿cuándo empiezan a experimentarla los niños y cómo afrontarla en familia?
Los niños preguntan y no les importa qué palabras usan, dónde están o con quién. Su curiosidad es sana y natural. Son tan directos que a veces no podemos evitar la carcajada y esa reacción nuestra les puede hacer sentir fatal. En un momento u otro se cuestionan cómo han venido al mundo, por donde han nacido, por qué mi prima no tiene pene y buscan en el diccionario las palabras que han escuchado. Es mejor estar preparado. Nuestra psicóloga infantil nos ha dado unas pautas sobre cómo explicarle a un niño qué es hacer el amor, siete consejos para responder de forma adecuada a su edad.
Estos son los siete consejos para hablar de sexo con los niños:
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1. Adaptar el lenguaje a su edad
Es evidente que según la edad, el niño tendrá menor o mayor capacidad para entender ciertas explicaciones así que lo primero es adaptar el lenguaje a sus años. A su vez no hay que dar más explicaciones de las necesarias para que no se sienta abrumado por la respuesta.
2. Aprovechar las situaciones diarias
A lo largo del día se van dando situaciones en las que se puede aprovechar para empezar a decirle el nombre que tienen sus partes privadas, como por ejemplo durante el baño, o a explicarle cómo ha nacido un bebé si se coincide con un recién nacido paseando o porqué se besan dos personas tras ver esa secuencia en una película.
3. No extenderse, solo explicar lo necesario
Un buen recurso es averiguar primero qué es exactamente lo que sabe el niño sobre el tema que se plantea. La mejor opción es dejar que el guíe la conversación con cada una de sus preguntas. Si percibe incomodidad en el adulto puede que no siga con sus dudas o al contrario que decida ponerle a prueba. Hay que estar preparado, hablar con naturalidad y hacer entender al niño que puede preguntar todo lo que necesite. No obstante, si personalmente se prefiere no ahondar en temas de sexo con el niño siempre se puede pedir a otro adulto de referencia que resuelva sus dudas.
4. No burlarse ni reírse
Muchas dudas son realmente divertidas, pero puede que el niño se sienta mal o se avergüence ante las risas de los adultos. Ello no significa que haya que tratar el tema seriamente porque puede hasta llegar a asustarse. La finalidad es que pregunte con libertad y que con sus preguntas se vaya aclarando.
5. Ser breve en las respuestas
Lo aconsejable es contestar con palabras sencillas y que el pequeño sea capaz de entender según su edad. Es evidente que con tres o cuatro años no es necesario dar demasiados detalles.
6. Llamar a cada cosa por su nombre
Nombrar a los genitales masculinos y femeninos con nombres inventados o que no les corresponde solo crea confusión y podría dar la idea de que el nombre propio tiene algo de malo.
7. Preguntar al niño si se han resuelto sus dudas
La conversación se puede terminar consultando al niño si se ha resuelto su pregunta o si ya lo ha entendido. Ante una negativa hay que estar preparado para repetir la respuesta o buscar otras formas sencillas de explicar las cosas.
¿Cuándo se despierta la curiosidad de los niños?
A partir de los 18 meses a hasta los 3 años los niños van aprendiendo todas las partes de su propio cuerpo y es cuando hay que nombrar a cada cosa por su nombre. Igualmente es importante que aprenda que hay áreas privadas y que son aquellas que cubre con el bañador en la piscina o en la playa.
Entre los 4 y los 5 años lo normal es que el niño empiece a mostrar interés por la sexualidad más básica, tanto la propia como la del sexo opuesto. Muchos de ellos sienten mucha curiosidad por sus genitales y se los tocan y puede que muestren interés por saber cómo son los genitales de los demás. Es absolutamente normal. Desde casa el adulto debe enseñarse qué es correcto y qué no lo es, al igual que debe conocer los límites y respetar su intimidad y la de los demás. Por ejemplo, que su interés por los genitales es saludable pero sin embargo no se puede desnudar en público.
A su vez, es el momento de hacerle entender que ningún adulto puede tocar sus partes íntimas, a no ser que sean sus padres, porque siente dolor en alguna zona, o los profesionales médicos durante las revisiones y exploraciones periódicas. En esta edad escolar ya empieza a preguntarse a qué edad se tienen los bebés, por qué se produce una erección, qué es la menstruación o qué hacen en la cama dos personas.
A partir de los 5 años y hasta los 7 ya empieza a entender un poco más sobre las relaciones entre los adultos y a interesarse por las relaciones sexuales. A medida que trata de entender la conexión entre la sexualidad y la gestación de un bebé sus preguntas son de mayor complejidad. El tema le llama mucho la atención y lo habla con sus amigos, donde cada uno expone sus propias conclusiones. Aclarar las dudas de forma sencilla y directa es lo más correcto porque en esta etapa empiezan a asentarse las bases de su sexualidad y se debe desarrollar de una forma saludable.
Al cumplir los 8 años es muy probable que ya tenga muy claro qué es correcto y qué es incorrecto. Puede ser capaz de comprender que cuando dos personas se aman tienen sexo. También le genera curiosidad cómo empezó la relación entre sus padres y que personas del mismo sexo también se enamoran e inician una vida en común. Probablemente es el momento de explicarle que amar a alguien es independiente de su género y que no significa lo mismo que una atracción sexual.
Los cambios que empieza a experimentar un niño a partir de los 8 o los 9 años son enormes y sus adultos de referencia han de acompañarle en ese camino. Poco a poco tiene que ir aprendiendo la importancia de convertirse en una persona sexualmente responsable, a respetarse a sí mismo y a los demás.