La educación incidental para niños es una forma de aprovechar los aprendizajes de la vida cotidiana, fomentado que ocurran en el ámbito familiar. Además, se pretende introducir este tipo de educación en el día a día de la escuela. Sus resultados son muy apreciables en niños de entre 2 y 9 años, aunque los beneficios se observan en niños de cualquier edad, facilitando el aprendizaje de conceptos y conductas que son difíciles de enseñar de otra forma. Te contamos con detalle en qué consiste la educación incidental y cómo favorecerla en casa.
Podríamos decir que el aprendizaje formal es el que se lleva a cabo con premeditación y a través de una estructura fijada. Es decir, el que se produce en el colegio, cuando se enseña a los niños los contenidos de las diferentes asignaturas. El aprendizaje incidental, en cambio, tiene lugar sin que haya ninguna intención de que se produzca. Puede darse en casa, de mil maneras diferentes, y a través de él se adquieren todo tipo de conceptos: colores, números, datos útiles, conductas de comportamiento…
En el colegio también se da este tipo de aprendizaje, ya que los niños pasan muchas horas allí, y no están todo el tiempo “aprendiendo” de manera oficial. Se trata de un aprendizaje que se produce de manera inconsciente, y no siempre es posible determinar con exactitud qué es lo que se ha aprendido.
Hemos dicho que el aprendizaje incidental se produce de manera inconsciente y, por lo general en el ámbito de lo cotidiano. En cambio, en el colegio el aprendizaje es premeditado y evaluable de diferentes maneras. Esto nos llevaría a pensar que son dos tipos de aprendizajes opuestos y que no pueden llegar a darse de manera simultánea. Sin embargo, hay interés por los expertos en educación en mezclar ambas posibilidades.
La idea es favorecer y dirigir el aprendizaje incidental, imitando la forma casual en la que se produce. Es decir, enseñando sin que parezca que se enseña y, de esta forma, aprovechar todos los recursos posibles para fomentar el aprendizaje en el niño.
Como puedes imaginar, tu hijo aprende en casa de mil formas diferentes aunque tú no lo pretendas. De eso trata este tipo de aprendizaje. Si lo que quieres es fomentarlo, lo más importante de todo es que no se perciba por tu parte la voluntad de enseñar. Si quieres que tu hijo aprenda los colores, puedes decirle “¡Qué bien lo estás pasando con tu oso azul!”, por ejemplo, pero no insistir en la idea de que el oso es de color azul. También es esencial dejar que el niño experimente por su cuenta, alimente su curiosidad y en ningún momento parezca que hay algo planificado. Aunque pienses que no está aprendiendo nada, lo cierto es que lo hace todo el tiempo.