¿El primer verano de tu bebé? Consejos sobre qué hacer y qué no
El verano es una época para disfrutar del tiempo libre y viajar
Pero con un bebé hay algunos aspectos que debemos tener en cuenta
Te damos los consejos que necesitas para afrontar estas vacaciones con tu pequeño
El verano es una época para disfrutar de las vacaciones y del tiempo al aire libre. Lo habitual es planificar algún viaje o escapada y, cómo no, darse un baño en la playa o la piscina para hacer frente al calor. Pero si tienes un bebé el verano es algo diferente, y queremos darte los consejos que puedes necesitar acerca de lo que puedes y no puedes hacer con él. Te adelantamos que vas a poder disfrutar mucho de estos meses y de tu pequeño, pero siempre conviene tener en cuenta algunas precauciones.
Viajar en avión con un bebé
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Nada te impide volar con tu bebé desde que tiene pocos días, así que en principio no tienes por qué cancelar planes que implicaran un viaje en avión. Quizás sí deberías tener en cuenta que es más seguro que tu bebé ya tenga puestas las vacunas de los dos meses, porque estará más protegido antes posibles infecciones que pueda contraer durante el vuelo o en vuestro lugar de destino.
Los menores de dos años pueden volar en brazos del adulto con el que viajes, pero si es posible no hay nada más cómodo para el bebé, y para ti, que asegurarle su propio asiento especial junto al tuyo. Si durante el despegue o el aterrizaje le molestan los oídos, puedes calmarle dándole el pecho o con un chupete.
Viajar en coche con un bebé
No hay mejor coche en viaje con un bebé que aquel en el que el pequeño va durmiendo, pero no hay nada que garantice que esto va a ocurrir, o que va a ser así durante todo el trayecto. Para propiciarlo procura viajar justo después de que coma, porque será más proclive a conciliar el sueño.
Debe ir sentado en una silla especial siempre en sentido contrario a la marcha del coche, con una temperatura agradable y, si fuera necesario, utiliza una malla especial para ventanillas que impida que el sol le dé directamente. Si el viaje es largo, planifícalo con tiempo para hacer paradas a menudo, porque el peque va a necesitar cambiar de postura, ponerse un pañal limpio y comer. Y, sobre todo, bajo ningún concepto dejes al bebé dentro del coche si paras aunque esté dormido.
Llevar al bebé en la playa
Las vacaciones en la playa son las preferidas por la mayoría de españoles, así que es lógico que tus planes tengan por destino algún rincón de nuestras costas. Puedes disfrutar mucho de la playa siempre que tengas muy en cuenta los horarios en los que es seguro para tu bebé estar allí. Evita las horas centrales del día y ve a primera hora de la mañana o a última de la tarde, y siempre asegurando un espacio con sombra para que descanse.
Para protegerle del sol hay protectores especiales para bebés, al igual que ropita con protección solar que resulta muy indicada para su delicada piel. Esta ropa también puede llevarla si decides meterle en el agua, pero recuerda que los baños deben ser breves y hay que mojarle poco a poco para que no sienta un cambio brusco de temperatura. Tras cada baño, sécale bien, incidiendo en la zona de los pliegues, para evitar irritaciones.
Llevar al bebé a la piscina
Si los baños van a ser (también) en una piscina, no hay ningún problema en que tu bebé también disfrute de ella. Debes mantener los mismos requisitos que si se tratase de la playa en cuanto a horarios, protección solar y duración del baño. Las piscinas con cloro son seguras, siempre que mantengan las normativas de higiene, aunque la opción ideal es una piscina con agua salada.
El aire acondicionado y el bebé
Los aparatos de aire acondicionado son grandes aliados para hacer frente al calor del verano, y puedes seguir utilizando el tuyo con el bebé, siempre que regules bien la temperatura. Evita que el ambiente se quede muy frío y asegúrate de que el aparato está bien limpio para evitar que transmita alguna infección por vía aérea al bebé. Si puedes, procura tenerlo en varios habitaciones de la casa para crear una temperatura estable, sin cambios bruscos de frío a calor entre un espacio y otro.