El comienzo de la alimentación complementaria en los bebés suele generar muchas dudas en los progenitores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la lactancia materna sea el alimento exclusivo de los bebés hasta los seis meses, aunque en ocasiones a partir de los cuatro meses se pauta añadir cereales a la leche. Cómo y cuándo introducir el gluten en la dieta del bebé puede ser un quebradero de cabeza si pensamos en estar atentos a los síntomas de una posible celiaquía, pero en realidad todo consiste en seguir unas pautas sencillas que te indicamos a continuación.
Sin importar si se trata de leche materna o de fórmula, la recomendación es, como hemos dicho, que sea el único alimento del bebé hasta que a los seis meses comience la alimentación complementaria. En ese momento, el gluten puede formar parte de la dieta en cantidades razonables y dadas de manera paulatina, al igual que otros alimentos como las frutas y verduras, legumbres, carne y pescado.
Hay casos en los que se pauta que se añadan cereales a la leche, pero esto nunca será antes de los cuatro meses. Y lo ideal es que a los 12 meses el bebé haya ido incorporando a su dieta todo tipo de alimentos, por lo que gluten se da entre los cuatros meses y el año.
La franja que establecen los médicos para introducir en gluten en la alimentación del bebé está basada en el desarrollo del niño y en sus necesidades nutricionales. Antes de los cuatro meses el sistema digestivo del lactante no ha madurado lo suficiente para poder iniciar la alimentación complementaria. Si bien a los cuatro ya puede iniciarse, si no hay pauta médica lo recomendable es esperar hasta los seis meses. Por otro lado, se establece que el bebé introduzca el gluten en su dieta antes de los 12 meses, porque si no es así existe el riesgo de que presente algún tipo de carencia nutricional.
Mientras que algunos estudios apuntaban a que comer gluten desde muy temprano podía incrementar el riesgo de que el bebé fuera celíaco, otros estudios más recientes desmienten esta posibilidad. Es decir, al parecer no hay ninguna relación entre dar gluten a un bebé y que este sea celíaco.