Quedarse embarazada representa una serie de cambios en tu cuerpo que ya habrás notado si estás en ese momento de tu vida. También implica un autocuidado diferente: habrá una serie de alimentos que no podamos tomar (en el caso de que la prueba de toxoplasmosis así lo indique, o si hay un riesgo de diabetes gestacional, por ejemplo) y, según nuestra condición física, esfuerzos que no debamos acometer.
Pero la inactividad, salvo prescripción médica, tampoco es la solución. Entonces, ¿qué tipo de actividad física puede realizar una mujer embarazada? Vamos a ver cuáles son seguras (o cuáles lo son en determinados trimestres) y qué beneficios aportan a nuestro organismo. ¡Quédate a leer y elige la tuya!
Esto es lo primero e imprescindible: el médico o la médica que esté haciendo el seguimiento de tu embarazo es quien te va a decir si puedes o no hacer ejercicio y de qué tipo. Hay embarazadas que pueden hacer incluso deporte de alto impacto, y otras con las que se recomendará prudencia. Por tanto, si alguno de los deportes que te indicamos te apetece, coméntalo con él o ella para que te señale tus líneas rojas, si las tienes.
Como ejercicio, la bicicleta es perfecta: beneficia a tu salud cardiovascular, oxigena músculos y piel, mejora la circulación… Pero no nos engañemos: montar en bicicleta entraña un riesgo de caídas que no te conviene, especialmente a partir del segundo trimestre. Tienes la bicicleta estática para evitar problemas y aprovechar todos los beneficios de este deporte.
Más allá de los deportes que elijas practicar, caminar debería ser tu actividad física diaria. ¿Cuánto? Lo que desees. Eso sí, con una serie de precauciones: lleva agua contigo, no fuerces el ritmo (ve a un paso que te permita mantener una conversación) y no salgas en horas en las que el sol está alto. Lo ideal: a primerísima hora de la mañana o cuando esté anocheciendo. Media hora en días alternos en el primer trimestre es perfecto si no sufres riesgo de aborto, aunque no estés acostumbrada a hacer mucho ejercicio.
Aquí no vamos a distinguir por trimestres, porque el aquagym es sencillamente perfecto. Se trata de un deporte de bajo impacto, por lo que cualquier embarazada en cualquier momento de la gestación puede practicarlo con total seguridad. De hecho, existen clases de aquagym específicas para embarazadas, con ejercicios adaptados a su condición.
El agua provoca esa sensación de ingravidez tan placentera, y esos ejercicios que fuera del agua podrían suponer un esfuerzo no tan recomendable dentro de ella nos ayudan a tonificar el músculo, y la presión del agua facilita el retorno venoso (es decir, mejoran la circulación de las piernas). La ligereza y la calma que produce el medio acuático fomenta, además, la secreción de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. Vamos, que si no te han prohibido moverte, este es tu deporte, sin duda.
No todos los tipos de yoga sirven para una embarazada. Pero para curarte en salud lo ideal es que intentes ir a clases de yoga prenatal; si no existe esta modalidad en tu zona, indica al monitor o monitora tu condición para que adapte los ejercicios de la clase a tu estado.
Según la American Heart Association, el yoga contribuye a eliminar el estrés y la ansiedad que pueden darse durante la gestación; en línea con lo anterior, puede contribuir a mejorar la presión arterial, lo que garantiza un embarazo con menos riesgos para tu salud. También mejora la circulación, tonifica tus músculos y, sobre todo, corrige posturas inadecuadas que reducirán dolores asociados al embarazo.
Se recomienda, no obstante, comenzar con la práctica del yoga pasado el primer trimestre, ya que este es el que entraña más riesgos de complicaciones.
Si tu embarazo te pilla en medio del verano, no te lo pienses más: nadar es magnífico para ti. Al igual que el aquagym, flotar en el agua aliviará tu peso corporal. Al igual que el yoga, mejorará tu postura: nadar reduce la hiperlordosis (la curvatura excesiva de la parte baja de la columna vertebral típica del embarazo). Otros beneficios: reduce el estrés, tiene una acción drenante, tonificará tus músculos pélvicos (fantástico de cara al parto)… ¿Cuánto nadar? De nuevo, el médico tendrá la respuesta. Pero puedes hacer un nado suave desde el primer día de embarazo: nadar 30 minutos descansando cada 10 es un fantástico ejercicio que, salvo prohibición expresa, te hará sentir mejor.
Si tu embarazo no reviste ningún riesgo es probable que puedas continuar con tu rutina deportiva. Eso sí, bajando la intensidad poco a poco: recuerda que tu bebé cada vez reclamará de ti, durante la gestación, más periodos de descanso. Pero te lo decimos una vez más: pregunta a tu obstetra.