Angélica dio a luz a su primer hijo a los 40 años, como Paula Echevarría u otras famosas. Confundió su segundo embarazo, a los 45, con los primeros síntomas de la menopausia. “Fue toda una sorpresa. Grata, sí; pero sorpresa”. Madre de dos espléndidos adolescentes, nos habla del “cansancio” que supuso para ella cuidar de dos bebés habiendo cumplido los 40. “Te machaca el cuerpo. Desde el embarazo hasta la crianza. Tengamos en cuenta que, en la mayoría de los casos, somos nosotras quienes nos ocupamos de nuestros hijos: de lo que comen, de lo que necesitan, de lo que les preocupa. Somos las que nos desvelamos de noche y las que nos angustiamos de día cuando están malos o les pasa algo en el colegio”, explica.
Sin embargo, y a pesar de los retos, reconoce ser una privilegiada por hacer podido ser madre a una edad poco frecuente. “Te pilla mucho más tranquila. La Angélica de los 20, incluso de los 30, no habría sabido gestionar la crianza de dos pequeños. A los 40 ya has aprendido mucho de la vida, y no puedes seguirles el ritmo físicamente, pero sí emocionalmente. Eres más comprensiva, te sientes mucho más segura”.
Inma Cuesta, Salma Hayek, María José Suárez, María Adánez… Cada vez son más las mujeres que abrazan la maternidad pasados los 40. ¿A qué se enfrenta una mujer que se queda embarazada a esta edad? Nos responde Encarnación Zapata, psicóloga experta en salud mental perinatal: “Esto va a variar mucho dependiendo de su situación: si lo es en pareja o si decide ser madre en solitario; si tiene el suficiente apoyo social y familiar; cuáles son sus condiciones físicas, laborales y materiales”. Por ejemplo, muchas mujeres a estas edades que desean ser madres se someten a tratamientos de fertilidad, algo que desencadena una “tormenta emocional” que termina “afectando a la sexualidad, a la relación de pareja y a la propia identidad”.
¿Tiene más temores o inseguridades una madre mayor de 40 años que una más joven? “Es posible”, indica Zapata, que también reconoce que esta proporción de madres jóvenes frente a madres mayores se está invirtiendo en los últimos tiempos.
En obstetricia y ginecología, a la mujer que da a luz por primera vez por encima de los 35 se la conocía como “primípara añosa”, nomenclatura que por fortuna ha entrado en desuso. Se entiende que la edad en la que la mujer está físicamente más capacitada para gestar está en la horquilla de los 20 a los 34 años. Pero en Occidente, la edad del primer hijo cada vez se retrasa más: el alargamiento de la juventud y la propia necesidad de la mujer de mantener su estatus profesional son algunos de los factores que influyen, por no hablar de la tardanza en encontrar cierta estabilidad económica.
Hoy, de hecho, ese concepto de madre mayor se ha retrasado hasta los 40: a partir de esa edad el embarazo cuenta con unos protocolos distintos y, en general, el sistema de salud te atiende como embarazada con riesgo obstétrico, cuando hasta hace no tanto el límite eran los 35.
'La edad materna como factor de riesgo obstétrico. Resultados perinatales en gestantes de edad avanzada' es un estudio llevado a cabo en 2011 por el equipo de facultativos del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico de Valladolid. En él se reseñan algunas de las incidencias más habituales (más cesáreas o más inducciones médicas al parto, entre otras). Sin embargo, la opinión mayoritaria es que, con la atención adecuada, los riesgos se reducen y controlan considerablemente.
Según datos del INE de 2019, España era el país con mayor número de madres mayores de toda la zona UE: un 10% de ellas tenía 40 años o más. En cualquier caso, se trata de un fenómeno creciente: en toda la Unión Europea se pasó de un 2,4% de madres mayores de 40 a un 5,4% en 2019. Esto es, más del doble. Encarnación Zapata coincide con Angélica en esa visión de la maternidad a edades más maduras: “En general, se tiene un mayor conocimiento de una misma, más confianza en el propio criterio a la hora de tomar decisiones que pueden ir en contra de la corriente general y mayor capacidad de rebatir la oleada de opiniones que sobreviene sobre cualquier madre”, en un momento en el que (todas las que hemos sido madres lo sabemos) la gente no puede resistirse a dar su opinión sobre tu modo de crianza.
Así que, si atendemos a la opinión de una madre mayor y una psicóloga especializada, sí, el parto puede ser menos amable que a los 25; sí, probablemente te canses más al doblar la espalda cuando tu bebé comienza a dar sus primeros pasos. Pero casi con toda seguridad, tendrás las ideas mucho más claras y el sentido común más afilado. Y eso, reconozcámoslo, también vale oro.
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