Adriana Abenia siempre echó balones fuera cuando le preguntaban sobre sus planes de ser mamá. Y en enero del año pasado, por sorpresa, anunció en su Instagram su embarazo. “Prefería arrepentirme por haberlo sido que de no haberlo probado nunca”. Con Sergio Abad, su chico, lleva desde los 15 años. Ser una pareja sólida ayuda. Pero nada, durante los primeros días como padres (“muy heavys”, dice con ganas) no podía evitar pensar en “divorcio”. Todo desde el humor, claro.
Con Luna ya en sus brazos, Adriana Abenia nunca dudó en sacarla en sus redes. Aun con el riesgo de que sus ‘haters’ (aunque sean pocos) la acusasen de sobreexposición. “La voy a seguir sacando ‘forever and ever’, se van a cansar de verla”. Pero antes de llegar a este momento, el paso a paso de su embarazo fue seguido milimétricamente por sus fans, a los que agradece su ayuda durante esos nueve meses de inseguridad.
Su Instagram ha cambiado a la fuerza. “Los hombres han huido”, desvela al hablar de sus seguidores. Y desde siempre, Adriana Abenia ha tenido clara una cosa: “No me gusta vender una realidad que no existe en las redes sociales”. De ahí que quisiese visibilizar su tripa posparto “con toda la intención del mundo” para romper con ese falso mito de que las mujeres tienen que estar siempre perfectas. O que hablase de ese proceso en el que tuvo que pincharse heparina tras darle un trombo en el cuarto mes de gestación.
Pero todos conocemos a Adriana. Lo suyo es “hacer el ganso”. Y a pesar de ablandarse al hablar de Luna y de cómo cree que será su relación madre-hija de aquí a unos años, su carcajada siempre está de fondo. "Para mí, la vida va en serio, pero siempre hay que tomársela con humor". Eso siempre le ha funcionado. Y si encima se despierta con Luna sonriendo "con sus encías de abuela", el motivo es doble.
En Divinity.es hemos hablado en exclusiva con ella de su experiencia como madre primeriza, de cómo ha afectado Luna a su relación con Sergio Abad, de qué expectativas tiene de futuro y del “batacazo” que supuso perder dos trabajos por el simple hecho de estar embarazada.