Las vidas de Ana Morgade y Pablo Martín Jones cambiaban radicalmente el pasado 16 de marzo con el nacimiento de Martina, su primera hija. Como era de esperar, la cómica utilizaba su gran sentido del humor para proclamar a los cuatro vientos su llegada al mundo. “¿Alguien se ha sacado un humano del pepe? Alguien lo ha hecho”. La pareja celebraba que la larga espera había finalizado e iniciaba su andadura en el mundo de la paternidad. Pese a que intenta mantener apartado del foco mediático todo lo que sucede cuando se baja del escenario, la presentadora está haciendo partícipes a sus seguidores de sus primeras experiencias como madre primeriza.

La presentadora bromeaba hace unos meses al contar que, gracias a tener que dar el pecho cada 2 horas y media por la lactancia materna exclusiva, estaba desarrollando una habilidad nueva que consiste en dormir “como los tiburones: la mitad de mi cerebro descansa y la otra mitad sigue nadando”. Aunque admita que dar el pecho “duele como un demonio” y no recuerde la última vez que pudo dormir del tirón toda una noche, definía como “precioso” el periodo que acababa de iniciar.

Ahora, cuatro meses después de dar a luz, Ana ha desvelado otra anécdota con la que se han sentido reflejadas muchas madres, desvelando el método que intenta aplicar en la educación de su bebé. “Paso horas investigando blogs de expertos en Montessori para seleccionar juguetes estimulantes para mi bebé y al final lo que le flipa es verme RASCANDO UN TERMO. #QuéhagoPaco”, no podía creerse lo que estaba sucediendo.

El método Montessori congrega una variedad de teorías sobre la educación infantil que se basan en el principio de que los niños deben poseer libertad para aprender y desarrollarse por sí solos. María Montessori, la pedagoga y psicóloga italiana que dedicó parte de su vida en mejorar la educación infantil desde un punto de vista más autosuficiente y desarrolladora, aseguraba que los más pequeños son capaces de apropiarse de los conocimientos a nivel inconsciente, en primer lugar, y luego conscientemente. De esta forma, le concede al muchacho un papel activo en su propio aprendizaje.

Para ello es primordial que el niño se mueva en un ambiente que le estimule, que sepa de sus necesidades y que le proporcione las herramientas necesarias para llevar a cabo su desarrollo emocional e intelectual. Para esta filosofía el juego es un pilar fundamental para su evolución: el niño se forma jugando. Por ello es habitual encontrarnos una gran variedad de juguetes cuya función es estimular su aprendizaje.