El aumento de peso es algo normal durante el embarazo y se debe a que estamos creando una vida en nuestro interior. Pese a ser algo que debe suceder, esta subida de kilos puede llegar a obsesionar a muchas mujeres en estado, debido a los estereotipos habituales, así como su propia presión o la de los propios médicos. Por ello, será muy importante que comprender que, durante ese periodo, la prioridad será el bebé, saber que el peso es algo muy variable y que cada mujer tendrá uno distinto, debido su complexión, su tipo de dieta y sus rutinas. Eso sí, habrá que identificar cuál es tu peso normal durante esos meses de gestación, si tendrás que dejar de tomar unos alimentos u otros y cuando deberás preocuparte realmente por un aumento significativo.
Una mujer, con un peso normal antes de quedarse embarazada, podrá ganar entre 9 y 16 kilos. Aunque eso sí, cada una es un mundo y no habrá que obsesionarse con un kilo más o un kilo menos. Hay mujeres que no ganan ningún kilo -en los casos más raros- y otras que llegan a pesar hasta 20 kilos más. Además, la mayoría de ellas serán capaces de volver a recuperar el peso que tenían antes de esos meses de gestación. También puede ser que solamente engordes un kilo por mes, que será lo más recomendado, pero todo dependerá de las rutinas que lleves a cabo, si haces deporte o no o si has tenido un embarazo más movido o has tenido que hacer reposo.
Algunas mujeres comienzan a obsesionarse con el peso, cuidan en exceso todo lo que comen y, al final cometen un gran error: acaban ingiriendo menos comida de la necesaria para que su pequeño crezca fuerte. También, hay otras embarazadas que deciden empezar ciertas dietas, que son contraindicadas en el embarazo y que generan los llamados cuerpos cetónicos, que pueden llegar al feto y, al ser tóxicos, dañarán el sistema nervioso del bebé. Por todo ello, lo importante no será limitar lo que se come, sino llevar una dieta equilibrada y adecuada. Será muy importante alimentarse de productos de origen vegetal, no habrá que pasarse con las carnes rojas y serán más recomendables las blancas, tomar lácteos desnatados, así como aceite de oliva, legumbres y alimentos integrales. También, será importante sacar de la dieta los alimentos que menos necesitamos, como la bollería y procesados.
Será un error pensar que podemos comer en exceso o “por dos” debido a que estamos embarazadas. Algunas mujeres utilizan esto como excusa para pegarse atracones con algunos alimentos que no comen en su día a día, que no son del todo sanos y que pueden acabar siendo perjudiciales. Hay que tener claro que los nutrientes que reciben los bebés únicamente dependen de lo que coma la madre. Además, cuanto más peso gane la madre, más complicado será luego bajar esos kilos de más. Por tanto, habrá que cuidar mucho la alimentación pero con ciertos límites, ya que, si limitas mucho tu ingesta y te faltan nutrientes, es muy probable que tu bebé nazca con poco peso. Por eso, no se recomienda, en ningún caso, que la madre no pase hambre en ningún momento, si no que debe comer de forma equilibrada y sana. También será un error pensar que, si comemos más, nuestro pequeño tendrá más tamaño. Quien engordará por dos será la madre, no el bebé.
El peso de una mujer, durante esos meses de gestación, se repartirá de distintas maneras. La mayor parte de los kilos estará en la grasa, el feto, el líquido retenido, el volumen sanguíneo, el útero, la placenta y el pecho. Por eso, al nacer el bebé se perderán la mayoría de kilos que se han ganado, lo que hará que la recuperación suela ser bastante rápida. Además, para quemar esas calorías, la lactancia será una gran ayuda, ya que ayudará a recolocar todo en su lugar. El bebé hará, también, que la mujer lleve una vida más ajetreada y que esté moviéndose de un lado a otro y el peso irá reduciéndose poco a poco. Por eso, será muy importante seguir comiendo de forma equilibrada y sana y haciendo algo de ejercicio para llevar un estilo de vida más saludable y evitar oxidarse demasiado.