De fomentar la memoria a gestionar el fracaso: los beneficios de jugar al ajedrez en niños
El ajedrez es un juego, con categoría deportiva, al que se puede aprender a jugar desde pequeño.
Cada vez son más los centros educativos que lo incluyen entre sus actividades, ya que ofrece importantes beneficios para los niños.
Desde mejorar el rendimiento escolar, hasta afrontar los contratiempos de la vida, el ajedrez se convierte en una herramienta educativa que merece la pena valorar.
Jugar al ajedrez está más de moda que nunca, y la fiebre por este deporte ha encontrado unos jugadores de excepción en los niños. Los beneficios que aporta a los más pequeños son razones más que suficientes para animarles a iniciarse en esta disciplina tan especial. Además de poner a trabajar su mente al máximo rendimiento, el ajedrez les ayudará en los estudios, en las relaciones sociales e, incluso, en tener una actitud reflexiva ante la vida. Hay colegios que ya incluyen el ajedrez entre sus asignaturas optativas (incluso obligatorias), y otros muchos que la ofrecen como una extraescolar.
El origen del ajedrez se sitúa en la India y desde allí pasó a China, donde se jugaba tanto entre adultos como entre niños. Ya en el siglo XV pasó a Europa, donde se introdujeron la dama y el alfil, y se configuró la forma de jugar que conocemos hoy día. Nunca ha dejado de ser un deporte muy popular, pero como decíamos, parece haber un nuevo interés por él como herramienta educativa.
MÁS
Te contamos cuáles son los beneficios del ajedrez para los niños, y puede que tú también te animes a aprender para disfrutar de emocionantes partidas con tus hijos.
Mejora la atención y la memoria
Cada partida de ajedrez supone un nuevo reto que requiere toda la atención de los jugadores. Al ejercitarla de manera constante, y estar pendiente de todos los movimientos que realiza el contrario, luego son capaces de trasladar esta capacidad al aprendizaje. Del mismo modo, memorizan jugadas, fichas y movimientos, y los utilizan cada vez que juegan. De esta forma la memoria se activa y ejercita, algo que les resulta muy útil a la hora de estudiar en clase.
Fomenta una actitud reflexiva
En ajedrez cada movimiento es definitivo, por lo que, además de estar muy atentos, deben pensar con detenimiento cada jugada antes de realizarla. La impulsividad no tiene cabida en el ajedrez, y es necesario valorar los pros y los contras de un movimiento antes de realizarlo, porque luego no hay posibilidad de marcha atrás. Y esta actitud reflexiva, una vez aprendida, también se aplica a la vida.
Estructura el pensamiento
Las tácticas y estrategias del ajedrez responden a un pensamiento lógico, y comprenderlas y memorizarlas hace que tengan que estructurar y organizar toda la información que reciben. Esta capacidad para estructurar y organizar les será muy útil para aprender materias como matemáticas y lengua, además de para distribuir el tiempo de estudio y revisar que cuentan con todo lo necesario para ello.
Mejora las relaciones sociales
En las partidas de ajedrez se establece un contacto muy estrecho con el otro jugador. Tu hijo se enfrentará a niños con los que comparte intereses y aprenderán a ser empáticos en el juego (no solo competitivos). Además, es habitual acudir a torneos, donde coinciden con niños que no conocen e, incluso, puede que viajen con ellos.
Fomenta el compromiso
Como cualquier otro deporte, el ajedrez exige que se juegue de manera habitual, además de aprender a las reglas y tácticas. En la medida en la que se comprometan, serán capaces o no de enfrentarse a un contrincante y, por supuesto, de ganar un torneo. Además, si juegan en equipo, también sentirán que quieren mejorar para ayudar al resto de sus compañeros.
Aprender a fracasar
En el ajedrez, como en la vida, a veces se gana y a veces se pierde. Enfrentarse a una derrota con deportividad, y descubrir que se puede aprender de los errores es uno de los mejores aprendizajes que pueden tener para afrontar todo tipo de situaciones adversas que se les presenten.