Muchos de nosotros leemos todo lo que cae en nuestras manos. El vicio o el placer de leer tal vez empezó por obligación o puede que por matar las horas. En mi caso, desde bien pequeña todos los fines de semana y los tres meses de vacaciones escolares los pasaba con mi familia en un pueblo de la sierra con demasiado tiempo libre. Así que devorábamos sin medida libros, comics o revistas porque hacía frío como para seguir en la calle. Algo tan fácil para mí como fue engancharme a la lectura, ahora es un reto como madre igual que lo es para el resto de padres, que quieren animar a los niños a leer.
En el colegio aprender a leer y la comprensión lectora son objetivos imprescindibles que también podemos asumir en casa. Los beneficios que reporta en un niño la lectura son tan relevantes para su desarrollo que merece la pena el empeño. Ellos no son conscientes, pero leer les abre un mundo inmenso de posibilidades. La recompensa llega cuando tu hijo te pide un libro nuevo para ampliar su colección o la revista de sus dibujos favoritos.
los 10 beneficios más significativos de la lectura en los niños:
Por otro lado, no es suficiente con que tengamos claros los beneficios de la lectura también tenemos que motivarles y desplegar todas las herramientas posibles para ello. Actualmente es extraño que lean por iniciativa propia sobre todo cuando siempre hay un móvil o una Tablet accesible para ver sus dibujos favoritos o para jugar con videojuegos.
Para empezar, es necesario buscar un momento del día para compartir la lectura con nuestro hijo cuando es pequeño y todavía no sabe ni las letras. Lo típico de leerle un cuento antes de dormir se puede convertir en un momento íntimo o en una rutina placentera y divertida. Si hay varios niños cada día puede elegir uno el cuento. También se puede hacer por la tarde o después de comer e incluso aprovechar para disfrazarse. Si el protagonista es un gato vale con unas orejas o un bigote.
Simular las voces, dar entonación al texto para crear un ambiente misterioso o alegre, poner énfasis en los diálogos… son estrategias que se convierten en una experiencia que no olvidarán nunca. Otra cosa que les encanta es su propio rincón de lectura con una butaca y una estantería a su medida con sus libros preferidos, o con dos cojines sobre el suelo y una sábana a modo de tienda de campaña…
Si queremos que nuestros hijos lean nos tienen que ver haciéndolo, sin importar si es una novela, una revista o el periódico. Somos su espejo y durante sus primeros años de vida aprenden por imitación en todos los niveles. Lo mismo sucede cuando hablamos o con los alimentos que comemos. Además de leerles su cuento favorito se puede “quedar para leer” cada día, una vez a la semana y hasta en el banco del parque al aire libre. Nosotros seguiremos cuidando nuestro vicio y ellos desde muy pequeños podrán empezar a ojear sus cuentos favoritos. Las visitas al médico, al oftalmólogo o al dentista también pueden servir para leer y de paso se ameniza la espera.
Cada niño tiene sus intereses y suele volcarse en ellos. Así que una buena forma de animarles a leer es aprovechar esos intereses y que elijan: dinosaurios, el espacio, animales de la selva, construcciones, princesas, comidas, piratas… hay millones de propuestas. A parte es importante tener en cuenta su nivel de competencia lectora e intentar que apuesten por un nivel ligeramente superior pero asumible. Para ellos será un reto. Al contrario, de nada sirve obligarles a leer lo que nos gusta a nosotros o lo que creemos que deben leer porque lo entenderán como un castigo y no como un disfrute.
Una tarde de invierno es un momento estupendo para visitar librerías y bibliotecas municipales. Además, organizan cuenta cuentos y muchas actividades de animación a la lectura en las que se puede participar.
Por supuesto que los niños necesitan jugar con juguetes, pero también desde muy pequeños tienen que asociar sus días más señalados o los regalos con los libros para que sean sinónimo de días felices. Siempre es un buen momento para regalar un libro y más en su cumpleaños, por Navidad o como premio.
A medida que van creciendo también van mejorando su destreza a la hora de leer. Si los animamos y les felicitamos con sus avances seguirán aprendiendo sin darse cuenta y superando etapas. Frases como “qué bien has leído”, “has hecho muy bien el punto y aparte”, “cada día lees mejor”… son refuerzos muy positivos para ellos. También les gusta que les preguntemos por el libro que están leyendo, es decir, que les mostremos interés, al igual que les podemos contar qué estamos leyendo nosotros.