La vitamina D es un nutriente muy importante que ayudará al cuerpo a incorporar el calcio de los alimentos que ingerimos. Además, el calcio y la vitamina D permiten construir huesos considerablemente fuertes y, también, desempeña un papel importantísimo en la salud del corazón y contra las infecciones. Como ya hemos comentado, los más pequeños necesitarán la vitamina D para desarrollar unos huesos fuertes. Además, esta vitamina también ayudará a los huesos a curarse tras sufrir una lesión o una operación. En la mayoría de ocasiones, sí que es cierto que este tipo de vitamina se produce sola. Pero, en otras ocasiones, no será suficiente. Nuestro cuerpo fabricará vitamina D cuando la piel se exponga de forma directa al sol. Aún así, será bastante complicado recibir esta vitamina de forma directa desde el sol.
La mayoría de personas, tanto adultos como niños, suelen pasar largas temporadas en el interior, tanto de su casa, como del colegio o del trabajo. Además, cuando se está en el exterior, será muy importante protegerse de los rayos de sol. El exceso de los mismos no será recomendable ni para nuestra salud ni para nuestra piel. Así, se protegerán de la aparición del melanoma y de las lesiones de la piel provocadas por una excesiva exposición al sol. También, habrá ciertos alimentos que te proporcionarán esta vitamina, aunque cabe destacar que solamente serán unos pocos. Son contados aquellos que tienen vitamina D de forma natural. Los alimentos más ricos en este tipo de vitamina son el pescado graso y todos los aceites derivados de los mismos.
Eso sí, los niños no suelen digerir este tipo de alimentos en exceso. Por eso, no será normal que adquieran los niveles de vitamina D recomendados a través de estos alimentos. Eso sí, muchas empresas alimenticias, conscientes de este extremo, incorporan a sus productos vitamina D. Es el caso de la leche, el yogur, la leche infantil de fórmula, el zumo y los cereales para el desayuno. Aunque eso sí, estas serán fórmulas mucho menos sanas que tomar la vitamina D directamente en alguno de los múltiples alimentos. Añadir la vitamina D a otros productos se denomina “enriquecer” y podrá ayudar, aunque puede no ser suficiente. Para obtener la suficiente vitamina D es muy común que los niños tomen suplementos multivitamínicos, que en algunas ocasiones se etiquetan como vitamina D3.
Este tipo de vitamina se podrá adquirir en forma de comprimidos, gominolas, chicles, jarabe y algún tipo de spray. No será necesario receta médica, aunque siempre tendrás que seguir las recomendaciones del especialista y del pediatra, que te indicará si tu hijo necesita realmente esta vitamina. Los bebés menores de un año necesitarán beber casi un litro de leche de fórmula para conseguir los niveles necesarios de vitamina D. Los niños de más de un año necesitarán el doble de vitamina D al día. Como ya hemos comentado, a estos niveles parece casi imposible llegar sin la toma de complementos vitamínicos. Sí que habrá ciertos niños que puedan necesitar una mayor cantidad de vitamina D si padecen ciertos problemas médicos, se están recuperando de una operación de huesos y si están tomando algún medicamento que no les permita que el cuerpo absorba o use bien la vitamina D.
Por eso, lo más importante será que intentes incluir en la dieta de tu hijo aquellos alimentos que son ricos en vitamina D. Si esto no es suficiente, y así lo indica un especialista, siempre podrás darle un suplemento vitamínico, que te ayudará a estar tranquila de que tu hijo toma las vitaminas necesarias. La fórmula más fácil consiste en darle un suplemento diario. Además, el médico, si ve que tu hijo no mejora en sus niveles de vitamina D, podrá pedir un análisis de sangre, para conocer el estado del pequeño. Eso sí, si los médicos piensan que tu hijo no tiene ninguna complicación, lo más probable es que no le hagan ningún análisis de sangre.
La vitamina D ayudará al cuerpo a absorber el calcio, el mineral que ayudará al cuerpo a tener unos huesos fuertes. A diferencia de lo que sucede con la vitamina D, los niños suelen digerir la cantidad adecuada de calcio a través de las comidas. Entre los alimentos ricos en calcio nos podemos encontrar la leche, el queso y el yogur. Además, como sucede con la vitamina D, muchos fabricantes incluyen en sus productos un ‘extra’ de calcio.