El Citamegalovirus puede afectar gravemente al feto: ¿es posible un falso positivo durante el embarazo?
El Citomegalovirus es un virus altamente contagioso que, también, puede afectar a las mujeres afectadas.
Las personas adultas suelen pasar el virus como si sufrieran un constipado, ya que a quien más afectará será a los bebés, en quienes tendrá graves consecuencias.
Durante el embarazo habrá que tener muchos aspectos en cuenta, como puede ser el citomegalovirus, un virus de la familia herpesviridae que se trasmite por el contacto íntimo, a través de la saliva, orina, secreciones vaginales, semen, leche materna y, también, a través de paso transplacentario. En un adulto, que esté sano, este virus podrá parecer un cuadro gripal, con fiebre y malestar general, pero, en ocasiones, también podrá dar lugar a una infección prácticamente asintomática. Eso sí, tiene la capacidad de reinfección después del primer episodio.
Falso positivo durante el embarazo
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Para determinar si una persona tiene o no este virus se realizará un test serológico, que medirá la presencia de anticuerpos (AC); anti CMV IgM e IgC. La serología lo que hará será aportar evidencias de una infección previa o reciente. La presencia de AC IgM pueden indicar que es una infección reciente, la reactivación de una infección adquirida en el pasado y, también, un falso positivo. Esto será muy importante ya que puede causar un problema en el feto a aquellas mujeres que están embarazadas.
Qué sucede si el bebé se contagia
Las infecciones que adquiere el bebé a través de la placenta se denominan infecciones congénitas y el citomegalovirus produce una de las enfermedades congénitas más comunes, con una prevalencia de un 0.7% de bebés infectados. De hecho, una de las principales causas de la sordera en la infancia es la infección congénita por CMV. Otra secuela que pueden presentar los bebés infectados es, especialmente, a nivel de sistema nervioso central. Aunque eso sí, la mayoría de los recién nacidos son asintomáticos de nacimiento, aunque pueden presentar secuelas de aparición tardía, como sordera o retraso psicomotor.
Los síntomas
Los bebés que presentan síntomas desde el nacimiento suelen tener manifestaciones clínicas graves, tanto a nivel auditivo como visual. Lo más importante será entender que no está indicado hacer la prueba a todas las embarazadas, ya que no existe un tratamiento efectivo para dicha infección. Además, como ya hemos comentado, es un virus que puede provocar episodios de reinfección. Por tanto, este cribado podrá tener consecuencias negativas para la mujer, como ansiedad materna. Sí que es cierto que se podrá comprobar en aquellas mujeres que tengan síntomas parecidos, que hayan estado expuestas, cuando hay pliegue nucal por encima del percentil 99 y si en alguna ecografía se detectan marcadores ecográficos de sospecha.
Qué sucede si la mujer embarazada da positivo
En aquellas embarazadas que den positivo se procederá a realizar una amniocentesis, para intentar determinar si hay presencia del DNA del virus en el líquido amniótico. Esta se realizará siempre por encima de las 21 semanas, habrá que esperar un mínimo de seis semanas desde el episodio de infección materna antes de hacerlo y si se detecta DNA del virus en el líquido amniótico, se confirmará la infección fetal. Lo mejor será siempre evitar el contagio y, por tanto, prevenir. Para ello, la mujer tendrá que tomar las medidas adecuadas para evitar el contagio con el virus.
Los niños pequeños que van a la guardería suelen ser el principal foco de infección. Así que en el caso de que tengan niños pequeños habrá que advertirla. También, habrá que lavarse bien las manos después de cambiar los pañales del niño, así como evitar darle besos en las zonas donde haya más babas o mocos. Sí que es cierto que no existe ningún tratamiento que se haya mostrado efectivo para aquellos casos en los que se confirma la presencia del virus en el líquido amniótico.
El diagnóstico
En los casos confirmados de infección fetal, su diagnóstico dependerá de las semanas de embarazo en las que se produjo el contacto, pero también en la presencia o no de alteraciones ecográficas. Por tanto, el seguimiento del embarazo lo llevará la Unidad de Alto Riesgo Obstétrico, se realizarán ecografías cada dos o tres semanas y, además, será recomendado realizar una neurosonografía cada cuatro semanas.
También, alrededor de la semana 30 de gestación estará indicado hacer una resonancia magnética fetal y, si al final del embarazo no hay marcadores ecográficos de afectación fetal, el pronóstico será considerablemente bueno. Por tanto, esta infección podrá ser especialmente grave para el niño y, por tanto, la madre deberá ser consciente de la importancia de la misma y de cómo prevenirla.