¿Tu hijo se niega a comer? Cinco consejos para convertir la hora de la comida en un momento divertido
Cuando los niños comienzan a descubrir nuevas texturas y sabores, en la hora de la comida, empiezan a establecer sus gustos.
Por eso, habrá muchos pequeños que rechacen ciertos alimentos y que les parezcan que la hora de la comida es uno de los peores momentos del día.
La alimentación infantil, sobre todo en los primeros años, se puede hacer algo complicada. Por eso, será muy importante hacer ver a nuestro hijo que se puede convertir en un momento divertido y sin ningún tipo de complicación. Aunque eso sí, tendrás que tener en cuenta que esta actitud evolucionará con el paso del tiempo y que no siempre se mantendrá de esta manera. Es por eso que, cuando el bebé comienza la inducción de sólidos, se abre un periodo de exploración en el que se determinará su gusto por los distintos alimentos y, con ello, la aceptación o el rechazo de algunas comidas conforme se las vas ofreciendo.
Por tanto, se trata de un tema fundamental, sobre todo para los padres, que serán los encargados de proporcionar a sus hijos una dieta variada y rica en nutrientes. Uno de los mejores consejos será que los progenitores se tomen este periodo con cierta calma y no habrá que trasmitirles nunca cierta frustración a los más pequeños. Pero, ¿qué podemos hacer para que los pequeños coman lo mejor posible?
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Como ya hemos comentado, será esencial que tu pequeño entienda la hora de la comida como una situación en la que tendrá que pasar un rato agradable y que tiene que compartir junto a su familia. Nunca el mensaje debe ser que se trata de un momento de lucha contra el pequeño para que coma algún bocado. En ese sentido, será clave identificar cómo hacer para que el niño amplíe su gusto por los alimentos y se habitúe a ellos. Así, te asegurarás de que sigue una dieta equilibrada que garantizará su buen desarrollo.
No habrá que distraerle ni tampoco utilizar expresiones amenazantes
Eso sí, habrá que identificar los errores más comunes que, a su vez, habrá que evitar. Por ejemplo, no habrá que distraer al pequeño con televisores, móviles o tablets, haciendo que coman de forma automática sin saborear ninguno de los platos. Así, no prestarán atención a esa sensación de saciedad. Tampoco habrá que utilizar expresiones amenazantes o ceder para dejar de discutir. De la misma forma, habrá que intentar evitar el picoteo entre horas que hará que el pequeño se sacie o que no coma, luego, lo que se le proporciona.
Establecer unas rutinas
Una de las mejores opciones para que coma mejor será crear hábitos alimenticios. Como seres humanos tenemos que tener reglas y una rutina que nos proporcione una estructura que nos permita llevar una vida equilibrada. De tal forma habrá que incorporar una rutina consistente entorno a la hora de comer. Por tanto, es muy importante que se cumplan las horas a las que normalmente le sirves el desayuno, la comida y la cena. Además, también habrá que llamarle a la mesa y evitar la interacción con otros objetos.
Proporcionar un menú variado para que no se aburra
Será muy importante que el niño vea la hora de la comida como algo dinámico. Por eso, habrá que dejar de lado esos menús aburridos y siempre configurados con los mismos platos. Manteniendo una dieta equilibrada y variada nos podremos asegurar que todas sus necesidades alimentarias están cubiertas y esto será fundamental para ir probando diferentes alimentos. Por eso, lo mejor será apuntarse qué menú se quiere realizar, antes de salir al supermercado, para tenerlo todo claro y no repetir. De esta manera también sabrás qué toca cada día.
Implicar a los niños en el proceso de compra y elaboración
También, una buena idea será involucrar a los pequeños en las tareas del hogar y, sobre todo, en la cocina. Para ello, lo más recomendable será que participen en el proceso de compra y de elaboración de aquellos productos que van a comer. Así, se volcarán más en lo que van a comer y, también, serán más conscientes de los ingredientes que llevan. También, podrán tener cierta ilusión, ya que los habrán preparados ellos mismos -con ayuda-.
No habrá que preocuparse si lo rechazan
Una conducta muy habitual, entre los más pequeños, será la aceptación o el rechazo de las distintas clases de alimentos. Por tanto, no habrá que preocuparse si una semana entera al pequeño le ha dado por rechazar toda la comida o tirarla al suelo, ya que se está acostumbrado a los distintos sabores y texturas. Lo mejor será ofrecerle con más frecuencia aquellos alimentos que saber que le van a poder gustar más e intercalar aquellos que pueda rechazar hasta que finalmente los tolere.