Los cinco sentidos del recién nacido: descubre cómo percibe tu bebé el mundo que le rodea
Los bebés nacen con todos los sentidos activos para afrontar su llegada al mundo: vista, oído, olfato, gusto y tacto.
Unos están más desarrollados que otros, aunque todos empiezan a formarse durante la gestación.
Te contamos cómo tu bebé percibe el mundo a través de los cinco sentidos y cómo le afecta el entorno que le rodea.
En el momento de nacer los bebés tienen los cinco sentidos activos y funcionando. Se han ido desarrollando en el vientre materno para que al llegar el bebé al exterior pueda recibir todos los estímulos del mundo que le rodean. Ya durante el embarazo son capaces de oír las voces de su madre y de quienes están cerca, distinguir ciertos niveles de luz, oler y saborear el líquido amniótico, y notar el calor del útero que lo resguarda.
Pero sin duda es al nacer cuando aparecen muchísimos nuevos estímulos que le ayudan a crecer, y le hacen reaccionar de diferentes maneras. Eso sí, de nada ni nadie recibirá mayor estímulo que de su madre y su padre, que son para él las personas de referencia incluso antes de nacer. Te contamos cómo son los sentidos del bebé al nacer y cómo recibe la nueva realidad a la que acaba de llegar.
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El sentido de la vista en los bebés
Desde que nace el bebé puede ver con claridad, aunque su distancia de enfoque es más clara a unos 20 centímetros, aproximadamente. Esta es, más o menos, la distancia que le separa de la cara de su madre cuando le tiene en brazos. De hecho los rostros van a despertar mucho su interés, ya que nacen programados para ello. La capacidad de enfoque mejora con los meses y alcanza una visión normal en torno a los 3 años.
Aunque distinguen entre la luz y la oscuridad desde que nacen, no consiguen ver bien todos los colores. A los pocos días pueden empezar a distinguir algunos contrastes, como el rojo. Sus ojos crecen con velocidad durante el primer año de vida, pero luego lo harán lentamente hasta alcanzar su tamaño definitivo en la pubertad.
El sentido del oído en los bebés
El oído del recién nacido está plenamente desarrollado, pero aunque es capaz de oír, no puede detectar de dónde proceden los sonidos. Los ruidos fuertes les sobresaltan, mientras que la música suave o la voz de su madre les tranquiliza. De hecho, son capaces de pararse a prestar atención si la escuchan hablar.
Por eso es importante hablar al recién nacido con suavidad y despacio, porque aunque no entienda lo que decimos, si percibe la tranquilidad de nuestro tono y eso es algo que le reconforta, sobre todo teniendo en cuenta que el medio en el que está aún le resulta extraño.
Detectar posibles problemas de audición de manera precoz es muy importante para poder tratarlos con eficacia, por eso en muchas maternidades realizan un tipo de prueba, que es muy sencilla e indolora para el bebé, que permite confirmar que su oído funciona correctamente.
El sentido del gusto en los bebés
Es posiblemente el sentido menos desarrollado del bebé al nacer, aunque las papilas gustativas se comienzan a formar en los primeros meses de gestación. Muestran una marcada preferencia por la leche materna, aunque también se adaptan a las de fórmula, pensadas para que así ocurra. Les gustan más los sabores dulces que los agrios o amargos.
Cuando la lactancia materna deja de ser exclusiva, al cumplir el bebé seis meses, es cuando realmente van a ir descubriendo nuevos sabores. Entonces es recomendable una alimentación variada, pero introduciendo los sabores poco a poco para que puedan ir adaptándose a ellos.
El sentido del olfato en los bebés
Es uno de los sentidos más desarrollados en el bebé en el momento de nacer y que ya ha utilizado dentro del vientre materno. De hecho, su percepción olfativa es mayor que la de los adultos. El olor que más les reconforta y tranquiliza es, evidentemente, el de su madre y el de la leche materna. El desarrollo de este sentido es una cuestión de supervivencia y que les incita a alimentarse y a permanecer cerca de su mayor protectora, es decir, su madre. Por eso se recomienda no utilizar perfumes ni cosméticos con un olor intenso cuando el bebé es pequeño, de manera que pueda percibir con total comodidad el olor de su madre.
El sentido del tacto en los bebés
Los bebés viven los últimos meses del embarazo muy apretados dentro del útero, y al nacer todo su cuerpo se expande y los brazos y piernas dejan de estar contraídos. Por un lado pueden moverse libremente, y por otro el mundo ya no es cálido y recogido como dentro del vientre de su madre. A veces este nuevo estado les pone nerviosos y hace que se muevan bruscamente.
Para que el bebé se sienta más seguro y protegido es fundamental mantenerlo envuelto en una mantita o arrullo, y acercarlo a nuestro cuerpo. Es natural que a los bebés les guste estar cogidos en brazos y que disfruten tanto con la envoltura que supone estar abrazados por su madre durante la lactancia.