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Somos muy conscientes de lo importante que es proteger la piel de los efectos nocivos del sol para evitar, entre otras cosas, desarrollar un cáncer de piel. Y en el caso de los bebés, debemos extremar los cuidados. Durante la infancia y hasta los 18 años es la etapa de nuestra vida en que más nos exponemos al sol en todo tipo de actividades al aire libre, y la piel tiene una gran memoria que le hace recordar cada quemadura y cada efecto de la radiación solar en ella. Por eso, elegir un buen protector solar para nuestro bebé y aplicarlo correctamente es muy necesario para cuidar de su salud.
Cuando protegemos al bebé de los rayos del sol no solo estamos evitando quemaduras o rojeces, sino que estamos previniendo la aparición de problemas de salud en el futuro. Así que no podemos olvidar aplicarle el protector durante las horas de sol, tanto en la playa y la montaña, como en la ciudad.
Además, debemos tener en cuenta otras medidas de protección, como el uso de un gorro para proteger la cabeza del bebé, darle agua para que esté bien hidratado, vestirlo con colores claros y tejidos frescos, y evitar la exposición directa al sol.
La protección solar ha de aplicarse siempre, sea como sea la piel del bebé, incluso en días nublados, ya que los rayos sol siguen incidiendo sobre la piel aunque no los veamos. Pero es cierto que hay pieles con las que hay que extremar los cuidados:
Para que los protectores solares sean efectivos hay que aplicarlos correctamente. Son productos que no actúan de manera inmediata, así que la recomendación es aplicarlos media hora antes de salir de casa, incluso en los días nublados.
Es necesario renovar la aplicación cada dos horas, pero si el niño se baña, juega con el agua, o está demasiado expuesto al sol hay que volver a utilizar el protector cada menos tiempo. Dentro de la gama de protectores solares infantiles hay algunos resistentes al agua, que proporcionan más protección durante el tiempo que el niño permanece en el agua.
Es muy importante aplicarlo bien por todo el cuerpo, sin dejarnos zonas sin proteger. Presta atención a las orejas, la nariz, labios, manos y pies, además del resto del cuerpo que se exponga directamente al sol. Para proteger la zona de los párpados puedes utilizar gafas de sol, sin olvidar la gorra o sombrero.
Los bebés menores de 6 meses no deben exponerse directamente al sol, ya que su piel es muy fina y apenas produce melanina. Lo mejor es cubrir el cuerpo con ropa amplia, ligera y en colores claros, y la cabeza con un gorrito que le dé sombra en la cara.
En cuanto al protector solar, debe tener un factor 50+ y es necesario aplicarlo en todas las zonas del cuerpo que no cubra la ropa.
En cuanto a la composición, para no irritar la delicada piel del bebé hay que evitar que contengan alcohol o zinc. El primero ayuda a que las fórmulas no sean grasas, pero es más recomendable en adolescentes y adultos. El zinc, por su parte, ayuda a crear una pantalla protectora total, pero si entra en contacto con las mucosas del bebé podría irritarlas.
La Roche-Posay Anthelios dermo-pediatrics spray SPF50+ es un spray con filtro protector que contiene agua termal para proteger la piel del bebé. Es resistente al agua y a la arena, y tiene una textura que se aplica con facilidad.
Gel Wet Skin Niños SPF 50+ de Vichy es una crema solar con un alto factor de protección que se aplica con rapidez, se extienda con facilidad en la piel seca o mojada y mantiene su eficacia incluso después del baño. Es hipoalergénica y apta para pieles sensibles.
Fusion Fluid Mineral Baby Pediatrics SPF 50 de ISDIN es un fotoprotector 100% mineral, formulado pensando en la piel frágil del bebé, incluyendo las atópicas y sensibles. La textura es fluida y protege también de la radiación indirecta del sol.