Niños y niñas de alta demanda: claves para aprender a tratarlos correctamente y a gestionar sus emociones
Si tu hijo no te deja dormir, demanda tu atención a toda horas y te hace sentir que la maternidad te desborda es posible que se trate de un niño de alta demanda.
Te contamos cómo puedes reconocerlo y saber qué tipo de atención necesita.
Se pueden decir muchas cosas maravillosas acerca de la crianza, pero también hay que decir que no resulta fácil. Incluso los niños de carácter tranquilo y apacible necesitan de nosotros a todas horas, sobre todo cuando son bebés. Y lo cierto es que lo más habitual es que los niños lloren, se despierten por la noche o necesiten estar pegados, normalmente a la madre, todo el tiempo. Pero en algunos niños estos comportamientos se presentan de una manera muy intensa y puede resultar complicado saber cómo tratarlos y gestionar sus emociones. Por esta razón se les llama niños de alta demanda.
MÁS
El término fue acuñado por el pediatra estadounidense William Sears tras el nacimiento de su cuarta hija, una niña que no tenía nada que ver con sus hermanos maýores, y que mostraba un temperamento que a Sears y a su esposa les resultaba difícil de gestionar. El pediatra comprobó que su hija no era la única que mostraba una actitud demandante e intensa, y propuso un término para hablar de todos ellos en el que no hubiera ninguna connotación peyorativa y resultara mucho más amable que el utilizado hasta ese momento en psicología, que era “temperamento difícil”. Él prefirió hablar de niños de alta demanda, y es el que se utiliza para referirse a ellos a día de hoy.
Hablar de alta demanda no es hablar de ninguna enfermedad
Es muy importante que no haya ningún tipo de confusión al respecto. La principal intención al ponerles un calificativo es poder atender a sus necesidades comprendiendo mejor su forma de ser, sin que esta se considere en ningún caso negativa. Son niños que necesitan paciencia y disponibilidad por parte de su entorno cercano, y ofrecérsela es lo mejor que podemos hacer por ellos.
Es cierto que la propia clasificación ha generado rechazo, porque determinar si un niño es o no de alta demanda es algo muy difícil de medir de manera objetiva, y la vara medidora va a estar en el adulto y en lo que este considera que es muy demandante o no. Por eso es una etiqueta que hay que usar con precaución y que, en ningún caso, sirva para tratar al niño como si tuviera una enfermedad.
En realidad se trata de niños sensibles y despiertos, a los que se considera muy inteligentes, con una increíble capacidad para sentir lo que ocurre a su alrededor y que manifiestan su senbilidad con una intensidad mayor que otros niños.
Cómo reconocer a un niño de alta demanda
William Sears estableció una serie de características que definen a los niños de alta demanda y que sirven de guía para establecer si podemos hablar de que un niño es de alta demanda o no. Muchas de las condiciones que señala las podemos encontrar en cualquier niño, por eso hay que aclarar que para determinar que un niño es de alta demanda deben darse la mayoría de ellas:
- Tienen una intensidad emocional desmesurada que les hace vivir todo con gran entusiasmo y pasión. Expresan sus emociones, ya sean de alegría, pena o enfado, de forma extrema.
- Demandan atención continua. Necesitan que estén pendentes de ellos en todo momento, prestándoles atención y dedicación.
- Lo que funciona un día con ellos puede que no lo haga al siguiente. Si crees que has dado con la clave para que duerman, coman o se entretenga, lo más posible es que deje de servirte antes de que puedas acostumbrarte a ello.
- Muestran una gran sensibilidad física y emocional. Perciben de una manera asombrosa cualquier emoción o estímulo y lo manifiestan.
- Necesitan contacto físico constante. Y esto abarca todo: dormir, comer, que les cojan o les den la mano… en definitiva, sentir cerca el cuerpo de las personas que les dan seguridad.
- Son extremadamente activos, nada les cansa y siempre están dispuestos anímica y físicamente para la acción.
- Sus necesidades, de todo tipo, son muy absorbentes, y cuando crees que ya les has dado todo lo que necesita, ellos demandan aún más.
- Comen a menudo, no por hambre sino porque les tranquiliza.
- No duermen demasiado y se despiertan a menudo durante la noche.
- Nunca parecen sentirse satisfechos con la atención que reciben.
- Necesitan ayuda para calmarse y contenerse, y esto se consigue normalmente a través de la atención y del contacto físico.
- Viven la separación con angustia. Ellos prefieren estar siempre cerca de sus padres, incluso cuando la persona con la que se quedan es de confianza.
Cómo podemos ayudarles
Lo primero que debemos hacer es asumir la realidad, más allá de las etiquetas, y entender que nuestro hijo siente unas necesidades reales que, a pesar de ser altas, atenderlas es lo que va a garantizar su bienestar y el nuestro.
Debemos estar ahí, sobre todo en el plano emocional, que es donde más nos necesitan. Darles nuestro afecto, escucha y compañía es vital para ellos. Han de saber que pueden contar con nosotros, y eso se transmite tanto en lo físico como en lo verbal. Hay que recordarles que estamos ahí para ellos y que pueden contar con nosotros.
Si optamos por no atender a sus necesidades pensando que así les ayudamos a ganar independencia, solo estaremos aumentando su angustia y malestar, y luego nos será más difícil calmarlos.
Establecer rutinas les ayuda a tranquilizarse y a sentirse seguros, ya que les permite anticipar parte de las cosas que van a ocurrir, y se reducen las dudas y las pregunta constantes acerca de todo.
Para los padres lo principal es tener mucha paciencia y una actitud positiva. Será más fácil para vosotros y para vuestro hijo el día a día, y es la única manera de entender que no es malo ni grave lo que ocurre, aunque pueda resultar en ocasiones agotador.