Cuando un bebé nace lo primero que realizan los especialistas que están atendiendo el parto es colocar al pequeño sobre el pecho de su madre. Esto es el llamado ‘piel con piel’ y se trata de la forma del bebé de entrar en contacto con el mundo, y no puede ser mejor manera que notando la piel de su madre y, también, de su padre. Por eso, será tan fundamental realizar esta práctica en las primeras horas de vida, algo que todos los especialistas recomiendan por la infinidad de beneficios que proporciona.
El ‘piel con piel’ es el contacto de la piel de la madre o el padre y la del bebé, lo que reforzará su vínculo afectivo. Esta actividad se realiza colocando al bebé sobre el pecho desnudo de la madre y cubriendo con ropa de abrigo la espalda del bebé. Además, normalmente se realizará justo después del parto y en sus horas y días posteriores. La idea principal del ‘piel con piel’ es no separar al recién nacido de su madre y, además, los beneficios de esta práctica serán muy recomendables para, sobre todo, los bebés prematuros y, también, para los nacidos a término.
Será importantísimo el ‘piel con piel’ al nacer ya que el bebé se estabilizará más rápidamente que aquellos que estén en la incubadora. Eso sí, la incubadora, en la mayoría de ocasiones, no podrá ser sustituible, pero sí el ‘piel con piel’ será el complemento perfecto. Los latidos del corazón de la madre y su respiración rememorarán al bebé su pasado intrauterino. Así, el recién nacido puede acompasar las constantes vitales a las de la madre y, por tanto, se regula el ritmo cardiaco, el respiratorio, la temperatura corporal, la glucemia, la estimulación inmunológica y la tolerancia al dolor.
El contacto con piel promueve la producción de leche materna, por lo que el bebé también se podrá favorecer de esta. Así, los pequeños podrán tomar el pecho de una forma más cómoda y más a menudo, a través del método canguro. Además, los niños que se alimentan de leche materna y, también, han mantenido ese ‘piel con piel’ suelen tener menos problemas de salud a largo plazo. Por tanto, como podemos ver, se trata de una actividad muy beneficiosa en muchos sentidos.
Además, ese contacto con la piel permitirá que el pequeño se calme de forma más rápida, al notar el calor de su padre o de su madre. Así, sus hormonas preparan el estómago para una mejor absorción del alimento, lo que se traduce en una mayor ganancia de peso. También, al reducir esa sobreexcitación se mejorarán los periodos de sueño y el desarrollo neurológico del pequeño. Otra de sus grandes diferencias de tener un bebé en contacto con la piel es que, también, llorará menos, ya que se encontrará más seguro y se establecerá cierto ‘apego’.
No solo habrá beneficios para el bebé, sino también para los padres. Se creará más oxitocina, propiciando que la madre esté más calmada y ayudará a que la producción de leche comience antes. Además, esa lactancia generará hormonas que ayudarán a contraer el útero, dificultando las hemorragias o las pérdidas de sangre tras el parto. También, mejorará la respuesta de los padres ante situaciones de estrés, disminuyendo su sensación de ansiedad. Por tanto, el ‘piel con piel’ estimulará la lactancia materna, aumentará la confianza de los padres y estrecharán los lazos familiares.
Para hacerlo habrá que situar a los bebés en los senos de la madre, con la mejilla sobre el pecho y las piernas separadas bajo el pecho. Esto permitirá mantener abiertas las vías respiratorias y facilitar el contacto visual madre-hijo.
Nada más nacer se colocará al pequeño desnudo entre el pecho de la madre para mantener esa temperatura corporal e iniciar la lactancia materna. Luego, durante la estancia en el hospital, lo más recomendable será vestir con ropa amplia y de algodón, que permita cobijar al pequeño durante esas primeras horas. Lo ideal es que los padres no se hayan echado colonia y estén duchados y, por su parte, el pequeño irá desnudo, solamente con el pañal, colocándose de rana sobre el pecho de la madre.
El ‘piel con piel’ se recomienda realizarlo durante unos 50 minutos, aunque será mejor extenderlo hasta dos horas. Además, es recomendable realizarlo, como mínimo, hasta el primer año, sobre todo en bebés prematuros. Para estos bebés, esta posición permitirá regular la respiración, favorecerá el tránsito y favorecerá el ahorro energético y fortalecerá el sistema inmunitario.