Ya ha empezado la vuelta al cole. Poco a poco, y siguiendo las medidas de higiene de cada comunidad, los pequeños se están incorporando a las clases, que no pisaban desde hacía más de seis meses. Por eso, cuando son muy pequeños serán muy distintos los retos a los que tendrán que hacer frente. Uno de los hábitos más costosos a los que tendrán que decir adiós será al pañal. Este será una decisión muy complicada de tomar, tanto para los pequeños que tendrán que controlar sus esfínteres, como para los padres, que verán cómo sus retoños comienzan a hacerse mayores y sufren en el cambio. Por eso, es importante que nuestros pequeños se hayan desprendido del pañal antes de que empiecen el colegio. También será muy probable que, aunque tu hijo controle los esfínteres en casa, cuando llegue la hora de acudir al centro escolar, vuelva a hacerse pis o a tener algún escape.
Será a partir de los dos años cuando, normalmente, comenzamos a quitarle el pañal al niño. Pero el tiempo que tardará en controlar sus esfínteres dependerá de cada uno y no habrá que agobiarse, ya que cada niño se toma su tiempo. Eso sí, por regla general, un niño mayor de cuatro años no tendrá que tener ningún problema para controlar su pis durante el día. Si esto sucede, lo mejor será que prestemos especial atención a lo que está pasando para que el pequeño tenga esas fugas durante el día. Para ello habrá que tener especial atención a los dos tipos de enuresis que podemos encontrarnos: enuresis diurna, cuando el pequeño se hace pis en los periodos de vigilia, o la enuresis nocturna, que se producirá cuando el niño no controla el pipí durante la noche.
Además, la enuresis también podrá clasificarse según la duración. Así, podremos encontrarnos con la enuresis primaria, que sucederá cuando el niño se hace pis de manera persistente y continuada desde su nacimiento. Y la enuresis secundaria, que se producirá cuando el pequeño, en algún momento de su nacimiento, ha llegado a controlar el pis durante un periodo de meses, que puede ir desde los seis hasta los doce.
La mayoría de niños que tienen fugas en el colegio se deben a una enuresis diurna secundaria, es decir, que no tienen ninguna alteración orgánica que haga pensar en un problema del control de esfínteres. Sí que es cierto que los factores por los que el pequeño podrá hacerse pis serán diversos. Entre ellos, nos podemos encontrar con niños que sufran de ansiedad, situaciones de tensión, malestar psicológico y búsqueda de atención. También, puede ser que este no vacíe la vejiga o que no haya aprendido a relacionar el llenado de la vejiga urinaria con la necesidad de ir al baño.
Esta pérdida de pis podrá provocar algunas consecuencias en los más pequeños. Por ejemplo, podrá ser que el niño tenga una baja autoestima, dependencia de la figura materna, discusiones en casa por hacer pis, burlas por parte de sus compañeros, ansiedad y sentimiento de culpa o vergüenza. Por tanto, si vemos que esto es un problema real deberemos seguir una serie de indicaciones. Lo más importante será que no riñamos a nuestros pequeños y que, por el contrario, se le ofrezca todo el apoyo posible. Hablar abiertamente del tema también será algo fundamental para buscar soluciones. Por eso, no podremos hacer caso omiso a esta situación, pero tampoco habrá que obsesionarse con el tema. Habrá que evitar ser muy exigentes y darle un poco de tiempo hasta que se averigüe qué sucede y qué se puede hacer para controlar el pis.
No habrá que castigarle o reñirle por este motivo y, mucho menos, delante de otras personas. Tampoco será una buena idea compararle con otros hermanos, ya que lo que esto hará será mermar su autoestima. Además, será muy importante que el niño participe en el proceso de higiene personal y que se encargue de lavarse, cambiarse y de llevar la ropa que ha ensuciado con el pis hasta la lavadora. Esto lo que hará será que el pequeño tome conciencia de la situación, que se disminuya ese sentimiento de culpa y de vergüenza y que se asuma el rol activo en tan importante situación.
También se podrá enseñar al niño distintos ejercicios que harán que se aumente la capacidad de su vejiga. Por ejemplo, se le podrá decir que, una vez que vaya al baño, aguante el pis unos treinta segundos y, luego, cada vez, se irá subiendo más el tiempo. Además, será muy importante hablarlo con la tutora del pequeño, para que todos podáis llegar a una conclusión de por qué el niño tiene distintas fugas. Así, con la colaboración de todos, el pequeño se sentirá más a gusto.