La defensa de la lactancia materna está en su mejor momento. La OMS recomienda que los bebés se alimenten exclusivamente con leche materna durante los seis primeros meses de vida. También se anima a mantener la lactancia, combinada con la alimentación complementaria, hasta los 12 meses. Y, por supuesto, si la madre y el niño quieren, pueden continuarla más tiempo.
Pero esta recomendación no es válida para todos los casos, ya que hay situaciones en las que se aconseja dejar de dar el pecho al bebé. Es cierto que son muy puntuales, ya que incluso estando enfermos uno de los dos, o ambos, lo habitual es que no haya que dejar de dar el pecho en ningún momento, ni siquiera tomando medicación. Los casos en los que se debe suspender la lactancia son muy puntuales, y en ellos está valorado que los riesgos para el bebé son mayores que los beneficios.
Se trata de una enfermedad congénita rara y grave si no se toman medidas. Los bebés que la padecen no pueden digerir la galactosa, uno de los azúcares presentes en la lactosa. Al no digerirla la acumulan en el organismo, lo que daña distintas partes del cuerpo y puede llegar a se letal. Por suerte, esta enfermedad se detecta rápidamente con la prueba del talón que se hace al recién nacido.
Se trata de un retrovirus, al igual que el VIH, y si la madre lo padece se lo puede transmitir al hijo a través de la leche. Los riesgos de padecer este virus son altos, ya que puede causar leucemia y mielopatía, ambas enfermedades muy graves. Aunque es España es muy poco frecuente, si se detecta no se puede mantener la lactancia bajo ningún concepto y se debe tratar a la madre con la medicación adecuada.
Está comprobado que el virus que provoca el SIDA se transmite mediante la lactancia materna. Es cierto que es un virus con una presencia cada vez menor, pero no inexistente, por lo que si la madre es portadora la opción segura es, sin lugar a dudas, utilizar leche de fórmula para alimentar al bebé.
Sin que tenga que tratarse de enfermedades graves como las que hemos señalado, hay otros supuestos en los que abandonar la lactancia puede ser una buena opción. Muchas madres pasan por etapas en las que creen que no están produciendo la suficiente leche para alimentar correctamente al bebé. Y aunque lo cierto es que esto apenas ocurre, se producen algunos casos, y entonces recurrir a la leche de fórmula es la opción más adecuada.
Por otro lado, establecer y mantener la lactancia es un proceso que puede resultar muy complicado, y hay mujeres a las que les causa ansiedad, sumada al cansancio que supone el parto y los primeros meses de vida del bebé. Si el malestar que siente la madre afecta a su bienestar, también afecta al del bebé, por lo que no hay problema alguno en pasar a la alimentación con leche de fórmula. La lactancia debe ser una opción, y ninguna mujer debe sentirse obligada a llevarla a cabo, ya que puede cuidar de su hijo y establecer todos los vínculos afectivos sin necesidad de dar el pecho.