El embarazo de huevo vacío o huero es aquel en el que en consulta se observa un saco gestacional pero que está vacío y además no se detectan señales de que exista un embrión en su interior. También se le denomina anembrionado.
Esto sucede cuando el óvulo, que ha sido fecundado por el espermatozoide, se implanta en la cavidad uterina, sin embargo, se produce un desarrollo anormal donde se forma solamente el saco gestacional. En realidad, es un embarazo sin el feto porque no ha prosperado el embrión.
Entrando más en detalle, tras la fecundación entre el óvulo y el espermatozoide se forma un embrión que multiplica sus células hasta llegar al estadio de blastocisto. Este blastocisto se compone de una capa periférica de células que conforman el trofoectodermo, que a su vez son un pequeño conglomerado de células a las que se conoce como masa celular interna.
Cuando el blastocisto se implanta en el útero, el trofoectodermo se va a desarrollar hasta formarse la placenta. Por su parte, esa masa celular interna dará lugar a los discos embrionarios y a partir de ellos se engendra el feto.
Es aquí donde puede originarse el embarazo anembrionado. Las células de los discos embrionarios no se desarrollan correctamente, por tanto, no se especializan ni se forman los tejidos. A su vez, las capas celulares que se encuentran “trabajando” hasta crear la bolsa gestacional siguen avanzando por un tiempo indeterminado. Además, estas capas segregan la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), que es la que hace que resulte positivo el test de embarazo, aunque no exista el embrión.
El embarazo de huevo huero o vacío es una causa muy frecuente de aborto espontáneo en el primer trimestre, incluso sucede cuando ni siquiera la mujer tiene conocimiento de la situación. El aborto es natural, se expulsa el saco gestacional con un sangrado vaginal y hasta se llega a creer que se trata de la menstruación.
Cuando en consulta se comprueba que hay un embarazo anembrionado a través del diagnóstico por ecografía y todavía no ha habido un aborto natural, primero se espera una semana para repetir la prueba. En ella se confirma si definitivamente se ha formado el embrión y si hubiera latido cardiaco.
En caso de que el resultado fuera negativo sería necesario realizar un legrado, ya que cabe la posibilidad de que la permanencia del saco gestacional vacío en el interior del útero de lugar a problemas de salud por la degeneración de esas células.
El último paso sería realizar un estudio genético tras el legrado para encontrar las posibles causas que determinen por qué no se ha desarrollado el embrión. En este estudio se pueden hallar alteraciones genéticas en los gametos (células reproductoras femenina y masculina), en el óvulo, en el espermatozoide o en ambos.
Un embarazo de huevo vacío no implica un problema de fertilidad ni significa que se pueda repetir. Además, ante una evolución normal y tras el tratamiento oportuno si fuera necesario, la mujer podría quedarse embarazada de nuevo. Otra posibilidad sería cuando esto sucede en más ocasiones. Aquí sería recomendable llevar a cabo un estudio genético de la pareja para encontrar la causa que no permite que se desarrolle el embrión.