Un retraso de varios días en la menstruación no tendría por qué ser motivo de preocupación. A fin de cuentas, cada cuerpo es un mundo y cada regla sigue sus propias normas; aunque la norma dice que los ciclos duran 28 días, la mayoría se mueven entre los 24 y los 35 días. Sin embargo, los retrasos menstruales son una preocupación compartida entre muchas mujeres, que no siempre saben cuándo deben preocuparse por ellos.
La ausencia puntual del periodo no suele considerarse un problema grave, aunque puede generar muchas dudas; cuando aparece, solemos pensar que se debe a un embarazo. Pero, ¿qué pasa si el test sale negativo o es imposible que haya un bebé en camino? Quizás te estés planteando acudir o no a consulta médica. El sistema británico de salud pública recomienda consultar con un doctor cualquier retraso o falta en la menstruación que se alargue durante tres meses consecutivos, así como la pérdida de la regla antes de los 45 años.
Cuando la menstruación no aparece, hablamos de amenorrea. Desde el espacio ginecológico Gynea acotan esta “ausencia de menstruación” a “las niñas que a los 14-16 años todavía no han comenzado a menstruar (amenorrea primaria) y las mujeres que tienen tres períodos o más ausentes (amenorrea secundaria)”. La amenorrea secundaria es más común que la primaria, y se estima que entre el 3 y el 4% de las mujeres presentará en algún momento de su vida esta patología.
En ocasiones, la amenorrea va acompañada de otros síntomas como la caída del cabello, las jaquecas, las alteraciones en la visión o los dolores pélvicos, entre otros. Si sufres alguno de estos síntomas, lo mejor es acudir al médico; aunque la amenorrea no es un problema de salud propiamente dicho, puede ser síntoma de otra enfermedad y conviene atajarla a tiempo. En Divinity.es te damos las causas más habituales.
Algunos fármacos para la presión arterial o antidepresivos, así como tratamientos como la quimioterapia o la radiación, pueden impedir la ovulación y causar amenorrea. En algunos casos, este es también un efecto secundario de los anticonceptivos orales y otros métodos inyectables o intrauterinos, y la regla puede llegar a faltar incluso después de interrumpir el tratamiento. A veces, se necesita un tiempo antes de que el ciclo menstrual se regule de nuevo.
También hay hábitos y rutinas que no favorecen el desarrollo correcto de la regla. El estrés o el ejercicio excesivo, por ejemplo, pueden provocar amenorrea, y los cambios de peso o los trastornos de la alimentación pueden producir alteraciones hormonales que, en ocasiones, se traducen en la pérdida de la menstruación.
En otras ocasiones, la amenorrea se produce por problemas médicos que afectan al equilibrio hormonal o a la estructura de los órganos reproductores. Por eso, lo mejor es acudir cuanto antes a la consulta de un ginecólogo para plantear nuestro caso. Cuando se produce la amenorrea, el médico realiza una serie de pruebas para determinar la causa y escoger el mejor tratamiento, que va desde el cambio en los hábitos de vida hasta las terapias hormonales o la cirugía.
Entre las enfermedades que provocan amenorrea, estas son algunas de las más habituales, según Gynea: