Fecundación In Vitro: cómo hablarle a un hijo de la técnica que le trajo al mundo
El 25 de julio de 1978 nació Louise Brown, la primera niña concebida con fecundación in vitro. Desde entonces, esta práctica ha traído más de 5 millones de niños al mundo.
¿Cómo contarle a tu hijo que ha nacido por FIV? Te lo contamos en Divinity.es.
Hace más de 40 años nacía la primera niña por fecundación in vitro (FIV) en el mundo. A Louise Brown, una niña rubia, la llamaron bebé probeta; el suyo fue el primer nacimiento cuyo embarazo se había producido in vitro. Desde entonces, han llegado muchos más, y España es uno de los países en los que más se practica esta técnica, con 156.865 tratamientos completos en 2014.
MÁS
Cada vez más mujeres retrasan la edad de maternidad, y los avances científicos mejoran las expectativas de aquellas que deben hacerlo. Sin embargo, a pesar de lo habitual de estos tratamientos, las técnicas in vitro siguen siendo un tema tabú, del que muchas mujeres no hablan en público. Cuando llega el momento, tampoco son capaces de explicar a sus hijos cómo fueron concebidos, por vergüenza o miedo; para solventar este problema, una mujer ha decidido contar su proceso en un documental que ha compartido en Youtube, llamado ‘Azul o rosa: un viaje a la fertilidad’.
Hablemos de la fecundación
“Afrontar ciertas situaciones relacionadas con estos temas no es fácil”, reconoce en su blog Lorena Gonzalvo, protagonista de este documental junto a su pareja, Saúl. A lo largo de cinco capítulos, tanto ellos como sus invitados narran sus experiencias con los tratamientos de fertilidad en primera persona.
La Seguridad Social proporciona varios intentos de FIV para las parejas que no pueden tener hijos, aunque solo lo cubre para mujeres hasta 39 años. La tasa de éxito es elevada (hasta el 80% de las personas que se someten a este tratamiento consiguen quedarse embarazadas); en total, en las últimas cuatro décadas han nacido más de cinco millones de bebés gracias a la reproducción asistida, según la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE, por sus siglas en inglés).
Es importante conocer los testimonios de mujeres como Gonzalvo, que se han sometido a estos tratamientos, para poner soluciones a la falta de información y el miedo que aún hoy rodea esta técnica de reproducción asistida. Por eso, no extraña que para muchos padres aún resulte complicado explicar a sus hijos la forma en que fueron concebidos.
Sin tapujos
La codirectora del gabinete pedagógico Orienta, Andrea Nieto, recomendaba hablar de casi todo “con normalidad”, especialmente si los niños están estudiando el tema de la reproducción (aunque tampoco está de más hacerlo antes). Cuanta más información tengan, más seguros se sentirán con el concepto de FIV, y les surgirán menos miedos.
Lo más importante es explicarles, como padres, cómo nos sentimos y favorecer la conversación, poniendo el foco en ellos. Es fundamental actuar como modelo, para que encuentren en ti un referente al que preguntar todo lo que necesiten y no tengan que recurrir a sus iguales, lo que puede confundirles e incluso llevarles a la desinformación. Lo positivo sería que hubieseis mantenido una comunicación fluida antes para que, si en algún momento tu hijo tiene dudas, recurra a ti. Cuanta más naturalidad, menos prejuicios tendrá.
Si tu duda no es tanto cómo, si no cuándo decírselo a los niños, Nieto recomendaba adelantar la conversación antes de que a ellos les surjan las dudas. Puedes, por ejemplo, aprovechar una noticia o película relacionada para hablarles del tema: en cuanto empieces a hablar, ten por seguro que ellos le darán vueltas y te harán preguntas. Si no conoces la respuesta a alguna, no pasa nada: favorece la conversación y buscadlo juntos en internet.
¿Muy jóvenes?
Es normal que te cuestiones cuándo es demasiado pronto para hablar con tus hijos de sexo o reproducción, pero los estudios abalan que cuanto antes se haga, mejor será para su desarrollo. Además, seguro que la edad te sorprende: según la guía Rutgers, “los niños de menos de tres años no son demasiado jóvenes para hablar sobre amor y sexo. De hecho, es una buena edad para hablar sobre ello”, escribió en un ensayo la escritora Bonnie J. Rough.
En su experiencia, esa es una buena edad para tratar determinados temas de conversación, ya que convergen la curiosidad de los niños y sus vínculos afectivos con los padres, lo que hace que estén mucho más receptivos que cuando son mayores. En ese sentido, es fundamental la franqueza y la preparación: tus hijos pueden hacerte casi cualquier pregunta. No hay más truco que hacerles partícipes de la conversación y adaptar el debate a su edad.